Ambiente

5/9/2019|1563

A la huelga general internacional contra el cambio climático

Tribuna Ambiental

Para la semana del 20 al 27 de septiembre, sindicatos, estudiantes y trabajadores de todo el mundo planean parar para movilizarse.

Desde julio, la organización ambiental Fridays for Future (que tiene como referente a la activista sueca Greta Thunberg) está convocando a la primera Huelga General Internacional por el Clima. Para la semana del 20 al 27 de septiembre, sindicatos, estudiantes y trabajadores de distintos lugares del mundo planean parar y movilizarse con consignas como “el capitalismo mata el planeta”. Ya hay manifestaciones convocadas en las principales capitales, y en Argentina muchas agrupaciones ambientales, políticas y sociales nos hemos hecho eco de la convocatoria. Es un paso muy importante del movimiento ambiental, adoptando los métodos históricos de acción directa de la clase obrera.


“Se nos acaba el tiempo” es otro de los lemas: una afirmación que tiene sus fundamentos. Según los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), elaborados por científicos de más de 195 países, si se sigue explotando la naturaleza con la misma lógica de depredación y saqueo utilizada hasta hoy, los cambios en el clima tendrán graves consecuencias sobre el planeta (además de las que ya tiene) en el corto, mediano y largo plazo.


Un paso adelante del movimiento


El movimiento contra el cambio climático y la degradación ambiental viene de larga data. Tras comenzar su desarrollo en los años ’60, empieza a tener relevancia pública a partir de los '70, y desde los '80 se difunden los primeros informes sobre el impacto del capitalismo en el clima. Pero es a partir de las últimas investigaciones del IPCC y de las intervenciones de la activista Thunberg que se concentran las denuncias contra el actual modo de producción. El movimiento, que ha comenzado a masificarse, aunque es heterogéneo políticamente, va adoptando un planteo anticapitalista.


La apuesta por la acción directa, como la huelga de masas y las movilizaciones callejeras, es una evolución política que está ligada a la comprensión de cuál es el origen del problema. Se estima que cien empresas a nivel mundial son las principales responsables del cambio climático. El movimiento ha ido procesando una experiencia con los políticos y gobiernos patronales, que defienden el accionar de las empresas contaminantes. La actual convocatoria a una huelga internacional llega luego de numerosas marchas y hasta ocupaciones de lugares de estudio en distintos puntos del globo, iniciativas que, en total -según calculan algunos medios-, reunieron a 2 millones de personas, principalmente jóvenes.


La izquierda revolucionaria tiene el desafío de ofrecer al movimiento un programa de salida a la barbarie capitalista. La burguesía de los distintos países es incapaz de torcer su rumbo histórico, como lo muestra entre otras cuestiones el fracaso del Acuerdo de París, del Tratado de Kyoto y todas las cumbres internacionales referidas a esta cuestión. El actual cuadro de guerra comercial vuelve a confirmar que el capitalismo no puede avanzar hacia una planificación productiva global que incluya normas de producción que no destruyan el medio ambiente. Su depredación es la contracara de la explotación social sobre la que reposa la ganancia capitalista, y en su etapa de decadencia el capitalismo agudiza su rapiña para sobrevivir.

El caso del gobierno francés de Emmanuel Macron es paradigmático en ese aspecto. Se vale en estos momentos de la dramática deforestación y los incendios que están devorando al Amazonas para intentar avanzar en el dominio de los pulpos europeos de los agronegocios sobre los recursos de la región. Es decir, lo utiliza como una cruzada para ampliar los negocios de los capitalistas galos a costa de las naciones oprimidas, en su disputa con el imperialismo yanqui. Recordemos de paso que Macron atravesó una fuerte crisis política por las incesantes movilizaciones de los “chalecos amarillos” contra el aumento de las naftas, un golpe al bolsillo de los trabajadores que también había sido fundamentado en el pretexto de la defensa del medio ambiente.


Quienes luchamos por el socialismo bregamos por un modelo de organización social superador a la podredumbre que nos ofrece el capitalismo actualmente. El control de los trabajadores sobre los medios de producción es la precondición para avanzar en una planificación y un desarrollo de las fuerzas productivas que permita armonizar la satisfacción de las necesidades sociales con la preservación del medio ambiente.


La lucha en Argentina


Por eso, desde Tribuna Ambiental y el Partido Obrero vamos a participar activamente en esta convocatoria internacional, y apostamos a su masificación. La lucha contra la destrucción ambiental implica la pelea contra los pulpos de la megaminería, el fracking, la sojización y los agrotóxicos, que dominan la economía del país.


El desmonte de los bosques nativos en Salta y Chaco avanza sin cesar para seguir estirando la frontera sojera, lo cual impulsa, a su vez, un mayor uso del glifosato y otros agroquímicos altamente contaminantes, con los que tanto lucra Monsanto y que tanto aquejan a las poblaciones cercanas a zonas rurales de todo el país. La contaminación de los ríos y valles de la cordillera por obra de las mineras multinacionales, como Barrick Gold, ya han dejado al país un pasivo ambiental de grandes proporciones, pero cuentan con el consentimiento estatal como lo prueban las irrisorias multas por los derrames. Para la explotación de Vaca Muerta han dado a los pulpos petroleros como Chevron garantías excepcionales, incluyendo la flexibilización del convenio colectivo de trabajo al punto de ocasionar ocho muertes obreras en menos de dos años. Los megaemprendimientos inmobiliarios en zonas costeras, humedales y bosques no sólo generan daños ambientales sino que recrudecen el drama de las inundaciones. Los basurales a cielo abierto y la contaminación del aire y los cursos de agua en zonas industriales son padeceres que sufren cotidianamente los trabajadores de las grandes urbes.


Es incompatible un desarrollo sustentable con la colonización de la Argentina por el capital financiero y los pulpos extranjeros, que así como hacen monumentales negocios con la devaluación del peso también embolsan ganancias millonarias sobre la base de saquear los recursos del país. El presidente aún no electo, Alberto Fernández, se apuró a reunirse junto a Alicia Kirchner (gobernadora de Santa Cruz) y Lucía Corpacci (de Catamarca) con los ejecutivos de las mineras para ofrecerles garantías sobre sus explotaciones durante su mandato, lo que se suma a sus planteos de “offshorizar” Vaca Muerta como reaseguro a las petroleras. Es un anticipo de la continuidad del saqueo. Sólo la clase obrera puede entonces formular un programa de salida a la depredación ambiental, porque para eso es necesario afectar la ganancia capitalista.


Con esta comprensión, vamos a una fuerte campaña de actividades, agitaciones, radios abiertas, charlas y festivales, para desarrollar estos debates e impulsar las huelgas y movilizaciones hacia el 20 y el 27 de septiembre.