Ambiente

26/9/2013|1287

Andalgalá: resistiendo y en el camino de la lucha

Crónica Especial / Laotracatamarca‏

Fernanda Vallejos (Radio El Algarrobo)

Resistiendo y en el camino de la lucha, Andalgalá caminó 200 sábados a favor de la vida. No fue un sábado más en Andalgalá. La movilización popular por el territorio y los bienes comunes, reclamando la paralización de los emprendimientos megamineros encarnados por ahora en los proyectos Bajo La Alumbrera y Agua Rica, inscribió un nuevo hito en la historia de las resistencias locales.


Se cumplían 200 caminatas, 200 sábados de hacer sentir la protesta social contra gobiernos y políticas mineras que a pesar de las promesas de progreso en términos de los impuestos capitalistas occidentales, y contrariamente a ello, lo único que trajo a nuestros pueblos fue perjuicios a nivel ambiental, a nivel social y cultural y también a nivel económico considerando la desigual ecuación de lo que dejan en proporción a los que se llevan.


Desde las distintas agrupaciones que enarbolan la lucha en Andalgalá, las que confluyeron en esta oportunidad en la asamblea El Algarrobo, como motorizadora de la movilización, se había configurado un espíritu de alegría por el despertar de las conciencias y por la perseverancia y continuidad de la acción movilizadora, pero también un espíritu de descontento porque a pesar de la demostración de falta de licencia social para la instalación de las megamineras se continua en ese afán casi tiránico de querer imponer como sea estos proyectos.


El día señalado, 21 de septiembre, a partir de las 17 horas comenzaron los vecinos a acercarse a la plaza 9 de Julio más precisamente al mástil ubicado enfrente de la iglesia y comenzó a tomar forma lo que aproximadamente a las 23 fue la gran caminata 200. Se instaló la feria Tinku, la feria artesanal impulsada desde la asamblea, y a partir de las 20 horas aproximadamente en un clima de alegría comenzaron las actividades programadas con las bandas en vivo (folcloristas y rockeros locales, y visitantes de Chilecito y Buenos Aires, como Damián Caputo y Emiliano Zerbini, que deleitó con su himno de las luchas antimegamineria, el reconocido "No se toca").


La movilización en si inicia como siempre con la entonación del Himno Nacional Argentino que oficia de "llamador de vecinos" quienes al escuchar sus estrofas se acercan de a poco al mástil para posteriormente "caminar". En esta oportunidad una reconocida vecina de las primeras en encauzarse en esta tarea de despertar conciencias, dirigió unas palabras con aquel sentir ambivalente de esas 200 caminatas. "Los que tengan memoria tendrán que decir que un puñado de locos, ancianos, mujeres y niños, no han dejado nunca de marchar por un pedazo de cerro, donde nos nace todavía el agua". "No es cerrorista sólo el que pone el cuerpo a las balas, no es cerrorista el que marcha, no es cerrorista sólo el que corta la ruta, no es cerrorista el que ostenta un liderazgo, cerrorista es el que de su cuerpo a dentro dirá que no, ante el jefe, ante el carnicero que le fía y opina lo contrario, es el gobierno que nos amenaza con despidos o que como ayer les condiciona la entrega de la casa, cerrorista es el que ante el obispo dice que no".


Como decíamos, a las 23 con un poco de retraso de acuerdo a lo planificado y con un frio que penetraba los huesos pero atemperado por el calor de los corazones y los espíritus enfervorizados por el amor a la tierra, se desplego la bandera argentina que todos los sábados para posteriormente acompañar el paso de los caminantes alrededor de la plaza en las dos vueltas de la Caminata. Títeres gigantes simbolizando los bienes comunes que protegemos, el agua, el aire y la tierra, encabezaron junto a los trapos con todos los mensajes de nuestra lucha, entre ellos uno que reza y que también es guía del resistir que apunta hacia la alegría de la lucha encarnada en el arte y en su invalorable aporte.


De allí también la presencia de los jóvenes de una murga local con todo su ritmo y colorido y de los tradicionales tambores candomberos. También sumo su granito de arena otro grupo que se conformó al fragor de estas 200 caminatas, la sikureada, vecinos cada uno con su instrumento autóctono que entonaron, en una suerte de cantico comunitario los conocidos Caminates y Jachamalku (cinco siglos resistiendo) de Bruno Arias.


La movilización concluyó con el aporte artístico de agrupaciones y solistas locales y visitantes, cerrando así una noche de emociones, de sentires enraizados en la algarabía de una lucha muy desigual pero cada vez más esperanzadora. La semilla sin dudas ya ha sido esparcida, el modelo extractivista que por estos lares nos asola con la Megamineria contaminante y saqueadora, no va a tener una pulseada fácil, más allá de sus poderosas armas para imponerse, Andalgalá, un pueblo que camina por el territorio sin Megaminería, por los bienes comunes, por la libertad, por sus glaciares y ambientes periglaciares, por su autodeterminación, por su agua y por su existencia está de pie.