Ambiente

15/3/2007|983

Catamarca, triunfaron las mineras


La camarilla kirchnerista festejó con mucho ruido el triunfo de su coalición con el Frente Cívico en Catamarca. Está convencida de que es un pasaporte a otras victorias similares, por ejemplo en Río Negro, Tucumán y Salta. Simultáneamente, sin embargo, se profundizaba la crisis en La Rioja y la posibilidad de una intervención federal por decreto. Los que realmente festejan son los pulpos mineros, porque el resultado, en contraste con lo que ocurre con Barrick Gold en La Rioja, consolida sus intereses, anuncia la puesta en marcha de Agua Rica y fortalece las nuevas licitaciones que planea el Ymad, Aguas del Dionisio, una empresa pública que es cogerenciada con la Universidad de Tucumán. El primer choque de los triunfadores ha sido precipitado precisamente por este motivo: porque los kirchneristas le exigen a Brizuela el control de Ymad, que ahora se encuentra parcialmente en manos de radicales ‘lavagnistas’. Este sector radical, conducido por el ex gobernador Castillo, también participó de la coalición kirchnerista. El ‘secreto’ de la victoria de Brizuela consiste en que el gran punto que puede dividir potencialmente a la provincia —el saqueo y la contaminación minera— no logró ocupar la agenda político-electoral, y esto por el reflujo del movimiento ambientalista. Barrionuevo trabajó bastante para desviarlo de un objetivo de conjunto (lo arrastró a una promesa de cobrar mayores regalías), a lo cual se agregó la labor de Tinnirello (un diputado porteño que se coló en la lista zamorista), muy afín a la ‘borocotizada’ Picolotti, para convertir a estos movimientos en un apéndice de su propia agenda. El bloque Frente Cívico-FPV está condenado a escindirse por el inevitable retiro de los radicales de Lavagna y, eventualmente, por las disputas que genere el intento de los kirchneristas por apropiarse del botín minero y de obras públicas de la provincia. Habrá que ver el impacto que en el orden nacional pueda tener la catástrofe sufrida por Barrionuevo, que integra el bloque justicialista que apoya a Kirchner en el Congreso. Si Pichetto, en Río Negro, sufre la misma inclemencia en las elecciones provinciales de mayo próximo, podría producirse una crisis en el justicialismo kirchnerista —ni qué decir de que Kirchner y Romero no lleguen a un acuerdo en Salta.


 


Aunque el Partido Obrero salió tercero, realizó la peor elección de su trayectoria, en parte porque no se verificó su principal tesis de campaña, a saber, que la cuestión de la contaminación minera polarizaría el interés popular —como había aparecido en un primer momento. Pero como lo demuestran los resultados de Valle Viejo, un baluarte del PO en la provincia, los resultados reflejan el reflujo importante del movimiento piquetero. Esta tendencia no fue compensada por la gran lucha de la salud, donde nuestro partido ha jugado un rol importante. Una de las reivindicaciones principales de este conflicto es la incorporación a planta de los compañeros de los planes Trabajar.


 


Este conjunto de circunstancias deja una lección que merece ser discutida a fondo. Mientras la agenda que concentra a la llamada opinión pública y a los trabajadores sea la que disputan los partidos patronales en sus diversos matices, la campaña política del PO deberá reforzar la delimitación de estos partidos y de la izquierda que quiere colarse electoralmente con ellos, para usar las elecciones como un medio de mayor implantación política en la clase obrera y su vanguardia. En Catamarca, la campaña electoral ha servido a este objetivo, por eso pudimos movilizar más de cien fiscales que militaron consecuentemente durante toda la jornada del domingo, esto en la Capital y en Valle Viejo, y a otras tantas decenas en Belén, Santa Marta o Andalgalá.