Ambiente

23/9/2010|1147

El paraíso minero de Santa Cruz

La noticia de la compra de un yacimiento de oro en el norte de Santa Cruz sacudió a la prensa especializada. Goldcorp, la segunda minera de oro del mundo, tan canadiense como Barrick (la primera), absorbió a la pequeña Andean Resources para quedarse con su único activo: el yacimiento de oro y plata de Cerro Negro, a poco más de 100 kilómetros de Perito Moreno. La cifra de la compra, unos 3.500 millones de dólares, es récord, pero con bajo costo operativo y una pequeña inversión (275 millones de dólares) promete duplicar o triplicar las existencias detectadas hasta ahora. “Goldcorp ha seguido una muy disciplinada estrategia que persigue la incorporación de activos de oro de alta calidad en jurisdicciones estables” (Mining Press, 3/9).

Goldcorp es propietaria del 37,5% de Minera Alumbrera, cuya mayoría detenta Xstrata. El yacimiento de Cerro Negro promete ser otra Pascua Lama, pero con menos problemas políticos y operativos. Está en la meseta santacruceña, a baja altura, la mayoría de las vetas de muy alta ley se extraerán por galería y además es el pago chico de los K. El gobernador Peralta acaba de reclamar “más inversión y trabajo minero” (La Opinión Austral, 18/9). Música para los oídos de Goldcorp y de los otros pulpos canadienses, los que se están quedando con todo el oro y la plata de los yacimientos más rentables del mundo. Y por monedas. En estos días desfilarán por el Senado los gobernadores cordilleranos, fieles cipayos de los pulpos mineros, para defender a sus verdaderos mandantes.

Conflictos y reclamos obreros

Entre el 8 y el 9 de setiembre pararon los trabajadores de la mina Manantial Espejo, cerca de Gobernador Gregores, e hicieron un piquete en la ruta. Reclamaban cosas elementales como la presencia permanente de un servicio médico en la mina y la modificación de los abusivos turnos de trabajo, que los obligan a estar en la mina 18 días corridos por 12 de descanso. Si tenemos en cuenta que la mina está en el medio de la nada y que muchos trabajadores vienen de otras regiones (hay hasta del norte y de Cuyo), el reclamo es más que obvio y lo único que reclaman los mineros es igualar el régimen de otras minas que equiparan los días de trabajo con los de descanso (10 por 10 ó 14 por 14, por ejemplo), lo cual tampoco es ninguna maravilla pues los deja lejos de casa por largos períodos, incluyendo feriados como los de fin de año. Por ahora están en conciliación obligatoria. Un factor detonante fue el accidente que en otra mina del mismo grupo , en Chubut -Pan American Silver, también canadiense-, sufrió un trabajador de una contratista. El obrero resultó con la mayor parte del cuerpo quemada por una explosión.

Paralelamente, San José, la mina de la peruana Hochschild, tuvo que ser sancionada este mes por graves fallas de seguridad y recién fue autorizada a volver a operar cuando llegaron flamantes refugios mineros. Se ve que el accidente en Chile les hace poner las barbas en remojo a unos cuantos.

Estos conflictos y reclamos ponen de relieve la otra cara de la minería. Los bajísimos costos que proclaman los pulpos mineros se basan en la superexplotación de sus trabajadores y en las miserables regalías que pagan. A cambio, dejan tierra devastada y daño ambiental. Hay que parar este saqueo.