Ambiente

31/1/2008|1025

El Riachuelo y el gran bonete


Las audiencias en la Corte Suprema por la contaminación del Riachuelo resultaron un muestrario patético de incompetencias y complicidades. Ni siquiera pudo establecerse allí quiénes son los responsables de la contaminación, aunque todos los conocemos. Entretanto, el gobierno nacional, el de la Ciudad, los 14 municipios involucrados y las empresas contaminantes se tiraron la pelota y las culpas mutuamente, pero, como dijo un vecino que tomó parte en una protesta frente a Tribunales, "el Riachuelo sigue siempre igual" (Clarín, 29/11/07).


Una expresión intolerable de negligencia criminal lo ofreció ante la Corte la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti: "Para sanear la cuenca hay que contar con la voluntad de los particulares", dijo (ídem anterior). Estamos perdidos: el envenenamiento de casi cinco millones de personas depende de la voluntad de los envenenadores. En ese caso ¿por qué no renuncia, señora?


Además, Picolotti informó que su Secretaría trabaja para "remediar" 28 basurales de residuos peligrosos a la vera del río, que entre todos ocupan más de 100 hectáreas. Sin embargo, la funcionaria se cuidó mucho de decir qué resultados han dado esos trabajos. Además, los basurales no son 28 sino casi 100, sólo entre Puente La Noria y la desembocadura en el Plata.


Casi gracioso fue el representante de los municipios, Homero Bibiloni, quien dijo que "la administración pública no contamina per se". Es decir que, como las administraciones municipales no contaminan ellas mismas -y aun eso es muy discutible- los gobiernos comunales no tienen responsabilidad alguna en el problema. Si no fueran cómplices, estarían dibujados.


El procurador general porteño, Agustín Szbar, se lavó las manos porque, según indicó, la contaminación "empezó mucho antes de que se estableciera la Ciudad Autónoma de Buenos Aires" (ídem anterior) ¡Chocolate! En Prensa Obrera, alguna vez hemos reproducido extractos de un editorial periodístico de enero de 1891 (sí, 1891, siglo XIX) sobre la contaminación en el Riachuelo. Es decir que, como la contaminación empezó antes, el Gobierno de la Ciudad no tiene nada que ver con el problema.


Mientras tanto, esa cloaca a cielo abierto recibe cada día más de 400.000 metros cúbicos de aguas servidas y 125.000 de residuos industriales contaminantes.


En la cuenca del Matanza Riachuelo viven 4.884.823 personas, el 13,5 por ciento de la población argentina. El 55 por ciento de ellas carece de cloacas y el 35 por ciento no tiene agua potable, mientras un centenar de empresas es responsable del 83 por ciento de la contaminación de origen industrial.


Por la vida: que se vayan todos.