En una jornada nacional de lucha llevada adelante este 4 de febrero contra el intento de aprobar la zonificación minera en Chubut, el rechazo a la política de entrega y devastación de los recursos naturales estuvo presente en las calles de Córdoba, bajo el lema “el agua no se vende, se defiende”. En una provincia que fuera incendiada en plena temporada de sequía 2020, la lucha en defensa del agua como recurso imprescindible para la vida resulta inevitable. Por eso se sintió la solidaridad con el pueblo chubutense, consciente que la megaminería resulta fatal para los ecosistemas locales en desmedro de las poblaciones aledañas y solo genera ganancias extraordinarias a los capitalistas.

En un cuadro de crisis económica, los gobiernos de turno nacional y provincial despliegan los mismos artilugios legales y extorsivos de siempre. El extractivismo y las zonas de sacrificio son la receta que desde hace años repiten presidentes y gobernadores, mientras la población se sume cada vez más en la pobreza. En ese marco, el gobernador de Chubut Mariano Arcioni y Alberto Fernández insisten con apuro en la zonificación de la provincia que abra la tranquera a inversiones extranjeras, desoyen la Iniciativa Popular 2020 presentada con 30.000 frimas de adhesión.

En Córdoba, la crisis hídrica se agudiza. La construcción de un acueducto desde el Paraná hacia suelo mediterráneo solo puede ser resultado de un alto impacto negativo en el ambiente. El desmonte y el monocultivo de las últimas décadas han aumentado los conflictos sociales y sanitarios en la población, contribuyendo a la imposibilidad de acceder a la tierra y al agua de amplios sectores. Es un proceso que tiene semejanzas con las secuelas de la minería en Catamarca y San Juan.

Es una orientación general impuesta por las negociaciones del gobierno de Alberto Fernández con el Fondo Monetario Internacional para pagar la deuda externa. Se opone por el vértice al discurso de cuidar la “casa común” que menciona en cumbres mundiales el  presidente.

La noticia de la postergación de la sesión extraordinaria, convocada por Arcioni tras la intermediación de Fernández para reunir el apoyo de los otros bloques políticos de la Legislatura, provocó la satisfacción de comprender que la lucha de las asambleas ambientales, populares y de pueblos originarios pueden frenan estas arremetidas. El 2021 ha comenzado con un chubutazo que marca el norte en las luchas ambientales.