La contaminación de los ríos en Río Negro y Neuquén
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Representantes de numerosas asambleas ambientales se reunieron en Viedma ante la creciente contaminación de la cuenca del Río Negro y sus afluentes Limay y Neuquén.
Estos ríos patagónicos se están convirtiendo en un vertedero de todo tipo de residuos.
La contaminación comienza en el propio lago Nahuel Huapi -cuna del Limay- en donde vuelcan las cloacas de Bariloche (100.000 habitantes) con escaso o nulo tratamiento. Por las cloacas van, además de las aguas servidas, cantidad de residuos industriales (detergentes y deshechos de los lavaderos de autos, aceites degradados de los talleres mecánicos y lubricentros, reactivos de los laboratorios, etc.).
La reciente entrega a Plus Petrol de los derechos de “cateo y prospección” de la cuenca del Ñirihuau agregan a este cuadro la contaminación de las napas con hidrocarburos, que luego irán a parar al río, en un proceso calcado del ya existente en la cuenca del Neuquén.
Aguas abajo, la contaminación da un salto cualitativo. Las represas de Alicurá, Pichi Picún y el Chocón sobre el Limay, y Cerros Colorados y Planicie Banderita sobre el Neuquén, alteran el discurrir natural de los ríos, priorizando la generación de energía y son responsables de la eutrofización (exceso de nutrientes) de los ríos Limay, Neuquén y Negro y de la enorme proliferación de algas que, literalmente, “ahogan” a los ríos.
El punto máximo de polución se alcanza luego de la Confluencia, al atravesar el Negro el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. Los desechos orgánicos e industriales de 500.000 habitantes (Neuquén, Cipolletti, General Roca y localidades menores) van a parar al río; el llamado “canal de los milicos”, donde arrojan sus residuos importantes industrias cipoleñas (incluyendo una pastera), muestra un nivel de contaminación frente al cual el Riachuelo parece un arroyo de montaña.
A esto de debe sumar el vertido de los residuos de los miles de toneladas de agroquímicos y fertilizantes con que se trata la producción frutícola de los Valles Alto y Medio y sobre el uso de los cuales no existe el menor control oficial.
Los organismos oficiales que deben velar por la salubridad de los ríos, la AIC (Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas) no ejercen más que un control formal -certifican que la contaminación “aún no ha llegado a niveles alarmantes” (¿?) según los funcionarios interpelados- y no existe fiscalización sobre las medidas que los municipios y empresas deben adoptar.
La Reunión de Asambleas por la Salubridad de la Cuenca resolvió apoyar el acampe que se realizará a instancias de la Asamblea barilochense, frente a la estancia de Ted Turner, para reclamar la servidumbre de paso e impulsar jornadas de denuncia y difusión durante la Regata del Río Negro, tradicional competencia de canotaje que, con importante participación nacional e internacional, se realiza todos los años en enero.
Para cerrar el año y terminar de coordinar estas medidas se celebrará la próxima reunión regional de Asambleas en Neuquén el 6 de diciembre, organizada por los trabajadores del Epas (Ente Provincial de Aguas).