El fin de semana del 25 y 26 de septiembre se realizará el Congreso Nacional de la Unión de Juventudes por el Socialismo. El informe político de apertura será el viernes a las 19:00, para luego seguir el sábado desde las 11:00 con el debate en comisiones, entre las cuales estará la Comisión Ambiental. El desafío de esta es debatir sobre la crisis climática y poner en pie un plan de lucha de la juventud en todo el país en defensa del ambiente.

La pandemia puso sobre la mesa la cuestión ambiental, que ya había ganado terreno en la agenda política durante el año pasado con las Huelgas mundiales por el Clima. Los incendios en 11 provincias, con Córdoba y las Islas del Delta del Paraná como mayores exponentes, generaron la movilización de miles de personas en distintos puntos para exigir el cese de estos desastres. Estos reclamos trajeron aparejados las denuncias al poder político, que con lobbies empresariales es cómplice y parte necesaria de la depredación capitalista del ambiente.

El acuerdo que el canciller Felipe Solá pretende sellar con China para instalar granjas industriales de cerdos rebalsó el vaso. El 25 y el 31 de agosto la juventud en todo el país salió a las calles para repudiar esta avanzada del gobierno. La movilización lo hizo retroceder, logrando que se pospusiera la firma para noviembre.

Así, siguiendo el camino iniciado el año pasado en todo el mundo, y que se demostró efectivo en la rebelión mendocina en defensa del agua que derrotó la ofensiva megaminera, los jóvenes tenemos el desafío de redoblar la movilización popular para derrotar definitivamente este acuerdo que haría del país una factoría porcina de China.

Nos encontramos además en medio de una campaña por el cese inmediato de los desmontes y de las quemas en todo el país, y por una Ley de Humedales efectiva, cuestiones para las cuales contamos con dos proyectos de ley del Frente de Izquierda. Exigimos también una educación ambiental que, en lugar de desdibujar las responsabilidades o se limite a mostrar las consecuencias de la depredación capitalista del ambiente, esclarezca las relaciones sociales y económicas que son la raíz de la crisis climática. Exigimos la capacidad de vetar cualquier emprendimiento de megaminería contaminante, y que nuestras universidades nacionales dejen de estar financiadas por los pulpos contaminantes.

El gobierno de Alberto Fernández ha dejado en claro desde el comienzo que pagaría la deuda a los bonistas y al FMI con “crecimiento económico” proveniente de los agronegocios, la minería y Vaca Muerta. Después de cerrar el pacto colonial con los bonistas, el presidente sostuvo que lo que queda es “exportar todo lo que se pueda”. Este “crecimiento” que pretende fogonear el gobierno nacional dejará sin embargo nulos beneficios económicos para el los trabajadores, y será llevado a cabo a costa de la destrucción ambiental y el agravamiento de las condiciones sanitarias de la población. Es lo que se aprecia en la contaminación de ríos por el uso de cianuro y otras sustancias contaminantes en la actividad minera, o también en las potenciales enfermedades del tipo zoonóticas que puede traer como consecuencia la instalación de las megafactorías porcinas.

Para llevar a fondo todos estos reclamos, tomamos el guante y nos organizamos. Lo hacemos con independencia política de todos los gobiernos, que son los responsables de esta situación por acción o encubrimiento. Así lo demostraron los anuncios realizados el día de ayer por Alberto Fernández y su ministro Juan Cabandié, sin alusión alguna a las actividades que destruyen el ambiente.

Por todo esto, los jóvenes que defendemos el ambiente vamos al Congreso Nacional de la UJS. ¡Sumate vos también!

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