Ambiente

17/1/2017

La valiente carta de “Raly” Barrionuevo en defensa de los bosques nativos

Respondió a los ataques de la poderosa Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez)


Raúl “Raly” Barrionuevo, cantante, compositor, exponente del llamado “folclore joven” es, además de artista de talento, un defensor activo del medio ambiente y en particular de los bosques y montes cordobeses en los que se crió. Por eso, como otros, es un crítico decidido del intento legislativo del gobierno de Córdoba que propone reducir a la mitad la “zona roja” en la que por ahora están prohibidos los desmontes. Si ese proyecto se impone, muchos bosques nativos -de los pocos que quedan- caerán bajo las topadoras para que las mineras y los sojeros hagan su agosto.


 


Por esas protestas de Barrionuevo y también por las de José Luis Serrano, actor y humorista, intérprete del entrañable personaje “Doña Jovita”, la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez), con la firma de su presidente, Gabriel Raedemaeker, emitió un comunicado en el cual les pide, más o menos directamente, que se callen la boca. La respuesta de Barrionuevo no se dejó esperar.


 


Raedemaeker acusa a ambos de buscar “el aplauso fácil” del “ámbito festivalero”, de opinar “con liviandad” sobre “temáticas que exceden largamente (…) las habilidades teatrales”. Acusa también al movimiento ambientalista de agitar las aguas sobre un supuesto “apocalipsis” en materia de medio ambiente. El representante de Cartez convoca a los artistas a no continuar “con declaraciones y enunciados (…) que generan confusión en la opinión pública y llevan el foco de la discusión al ámbito de las ideologías extremas”. No podían faltar la amenaza velada y el macartismo, claro está. Por último, Raedemaeker denuncia “el ya injustificable cepo ambiental vigente”.


 


Barrionuevo respondió rápidamente con una carta abierta fechada en Unquillo, Córdoba, el 14 de enero. La tituló “A los señores que me invitan a callar”.


 


En ella, el artista dice:


 


“…deben saber ustedes que hablo de ese monte que tantas veces recorrí de la mano de mi madre, una mujer nacida y criada bajo los algarrobos blancos y negros, quebrachos, tinti takos, tuscas e innumerables plantas de nuestra tierra; ese monte que canta por mi garganta y hace música a través de mis manos. 


 


“Claro, seguramente para ustedes esto no significa absolutamente nada, pero para mí y para tantos paisanos significa la vida misma. Ustedes me invitan a callar y yo no acepto su ofensiva invitación ¿Saben por qué? Porque mis canciones y las de mis compañeros vienen de allí, de ese lugar que ustedes detestan porque les impide seguir engordando sus cuentas bancarias en nombre de un supuesto progreso (…)


 


“Ustedes ofenden mi historia y a mi gente, al decir que busco el aplauso fácil. Eso es algo, señores, que ni yo ni ustedes podremos juzgar, solo el tiempo lo hará. Sí me veo en el deber de transmitirles humildemente que si buscara el aplauso fácil, sería la falta de respeto mayor que podría hacerle a mi tierra y a mi pueblo. La tierra canta, llora, recuerda, camina, se manifiesta y nosotros la honramos como nuestra madre total, mientras que ustedes la castigan con sus topadoras y sus venenos ‘milagrosos’ (…) 


 


 


 


 


“Ustedes me acusan de generar ‘confusión en la opinión pública’ y de llevar la discusión ‘al ámbito de las ideologías extremas’ (…) Quiero decirles que los desmontes irracionales que viene sufriendo nuestra tierra no son otra cosa que el resultado de una ideología extrema, la de ustedes.


 


“La verdad es que lo que ‘sorprende y preocupa’ es la ‘escasa valoración’ que ustedes tienen por la opinión de muchos científicos serios y honestos, por el monte y por el campesinado ¿Ustedes me piden argumentos científicos para sostener mi postura? Hay cientos de ellos, uno más contundente y fehaciente que otro, hay tantos que no cabrían en esta pequeña carta. Les cuento, por si no están al tanto, que muchos de estos argumentos fueron aportados por prestigiosas instituciones a las autoridades legislativas. En algún cajón deben estar. 


 


“Y tengo de los otros, de los que veo todos los días, los de la gente destrozada en lo más profundo de sus sueños, los de los pueblos inundados de preguntas y sin una sola respuesta, los de las manos lastimadas por las esquirlas de un sistema voraz y sangriento, los de tantos campesinos despojados de sus noches puras y de su medicina ancestral, en fin, los de una Córdoba desbastada en su naturaleza como pocos lugares en el mundo. 


 


“El monte nos enseña, todos los días alguna lección nos da, nos purifica el alma y el camino. Es por eso, señores, que para arrasar con el monte que nos queda, digo, tendrán que mirar a sus hijos a la cara y luego pasar sobre nosotros”.


 


 


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