Ambiente

5/1/2022

“No contaban con los elementos ni el personal preparado para estos desastres ambientales”

Maestra, directiva de Aten de Plottier, acudió en apoyo a los brigadistas que combatieron los incendios en la zona de Quillén.

Rosy Barroso es maestra, integrante de Tribuna Docente y de la directiva de la seccional Aten de Plottier. Tomó la iniciativa de llevar víveres y ofrecerse como voluntaria en las tareas de apoyo a los brigadistas que combatían los incendios en la zona de Quillén, cercana a Aluminé.

A su regreso la entrevistamos para Prensa Obrera.

PO: ¿Cómo surgió la iniciativa de llevar víveres para los brigadistas y voluntarios en la zona de Aluminé-Quillén?

Rosy: Desde que comenzó el incendio en ese lugar, mi familia y yo estuvimos siempre informados de la situación, ya que en ese paraje vivieron mis abuelos y actualmente residen algunos tíos y primos, quienes tienen animales en estos campos cordilleranos. Al ver este panorama tan desesperante y triste, el día miércoles 29 tomamos la decisión con mi hermana (Olga) de ir a ayudar a nuestra gente, ya sea con víveres o como mano de obra (ayudar a cocinar para los brigadistas).

Fue así que comenzamos una pequeña campaña de donaciones. Amigos y compañeros de trabajo colaboraron en la medida de sus posibilidades, logrando así completar dos camionetas de donaciones en 48 horas.

El día 31, muy temprano, salimos de Plottier hacia nuestro destino sin tomar noción o sin contemplar tan importante fecha (se acercaba “Año Nuevo”), pero nuestro ánimo estaba centrado en otro evento por así decirlo.

PO: ¿Qué te comentaron los miembros de la comunidad mapuche local?

R: En un primer momento el incendio se había calmado, pero lamentablemente días posteriores éste se reavivó y comenzó a avanzar rápidamente por el viento que persistía en esos días. El pronóstico no anunciaba la tan deseada lluvia y el fuego siguió arrasando con esos bosques nativos, terminando con 4.000 hectáreas de flora y fauna autóctona, como también con plantaciones de pinos de Corfone (Corporación Forestal Neuquina).

Por la tarde llegó mi primo desde la zona de los fuegos. El Lonco Manuel del lugar nos explicaba que es muy difícil el trabajo. Que habían llegado brigadistas de otras provincias que venían con todo su equipamiento (adecuado) para estos tipos de incendios: equipamiento ignífugo y de alta eficiencia para extinguir grandes masas de fuego, los cuales lamentablemente aquí no había. En incendios de esta magnitud se corre mucho riesgo, se debe estar preparado físicamente y psicológicamente. Se cargan maquinarias de 40 o 50 kilos sobre las espaldas y brazos de cada brigadista y es muy impactante el estar en ese lugar de mucha adrenalina, desolación y desesperación.

Los bomberos de localidades cercanas no cuentan con los elementos ni el personal preparado para estos desastres ambientales.

El 31 por la noche, después de brindar, en un momento muy especial de nuestras vidas, comenzó a garuar muy lentamente, comenzando a llover torrencialmente a las 5 de la mañana. El 2022 nos brindó desde las primeras horas la tan ansiada lluvia que nos trajo tranquilidad a todos, principalmente a nuestra madre naturaleza.

PO: ¿Cómo las recibieron en el lugar?

R: Cuando llegamos, pasado el mediodía del 31, nos indicaron donde debíamos llevar el cargamento. Allí mujeres del paraje se turnaban en la Posta Sanitaria (lugar donde se cocinaba a los brigadista) y allí nos recibió Wanda quién se mostró muy agradecida por el inmenso gesto de colaboración y quedó en llamarnos una vez que hablara con el Lonco (quien es nuestro primo) para incluirnos en el organigrama.

Le expresamos que amigos y compañeros de trabajo nos habían ayudado con la causa, y que estábamos disponibles en lo que hubiera que ayudar.

Mientras descargábamos, se acercaban al lugar algunas mujeres (quienes habían estado desde el primer día del incendio, cocinando y limpiando) para prepararle la merienda a los brigadistas. Vivimos una experiencia inolvidable.