Ambiente

23/4/2021

Sumemos al estudiantado de la UNLaM a la lucha ambiental en La Matanza

En nuestro municipio existen grandes luchas por reivindicaciones ambientales. Son luchas que llevan años y que enlazan a diferentes generaciones de matanceres. Entre muchas, las que nosotros entendemos como principales son las que involucran a las reservas naturales (Laferrere y Ciudad Evita), la lucha por la relocalización del Ceamse (relleno de basura) y la que enfrenta a la multinacional Klaukol.

En el caso de las reservas, importa su preservación por su cualidad hídrica de “esponja” para que, complementada por obras correspondientes, aminore las inundaciones en los barrios. Además, cumplen una función social importante al ofrecer mucho de lo que en el resto del distrito escasea: espacios verdes. Por último, representan una reserva de flora y fauna autóctona como ya casi no quedan. Las reservas sufren abandono, incendios y también son vistas como terrenos valiosos para el negociado inmobiliario.

Los casos del Ceamse y Klaukol tienen en común que, al estar emplazados en terrenos urbanos, contaminan enormemente la tierra, aire y agua del lugar, generando todo tipo de enfermedades a los vecinos. Además, ambos casos representan cómo las empresas privadas y el Estado, en todos sus niveles, se cubren mutuamente por sus beneficios en detrimento de la salud de la población.

La política de la LFU y las autoridades universitarias

Este año la LFU/PJ (Liga Federal Universitaria), conducción del Centro de Estudiantes de la UNLaM (Universidad Nacional de La Matanza), pretende incluir en el Centro una agenda ambiental, pero recordando efemérides vacías de contenido en Instagram, como el Día del Agua o de la Naturaleza. Las demandas concretas del movimiento ambiental local son olímpicamente ignoradas por la LFU/PJ. Si queremos defender nuestro ambiente como estudiantes de la UNLaM, es necesario involucrarse y tomar, por ejemplo, las reivindicaciones que las luchas locales están gritando. En ausencia de esta perspectiva, quedan publicaciones en redes para la tribuna, mientras se hace el vacío a la defensa de nuestro hábitat.

El asunto no es sólo de difusión. Esta estrategia de la LFU termina, en la realidad, bloqueando la posibilidad al estudiantado a involucrarse en esta lucha. No genera los canales de conexión con las luchas vivas, sino que las evita. Desde La Comuna proponemos una Comisión Ambiental del Centro de Estudiantes, abierta a todes les estudiantes que quieran formar parte de ella, que se reúna periódicamente y que tienda lazos con las organizaciones sociales del distrito.

La actual dirección del Centro de Estudiantes busca barnizar con iniciativas “políticamente correctas” la política de las autoridades universitarias. Es que la UNLaM, como parte del entramado institucional de La Matanza y del sistema educativo, desarrolla vínculos con empresas y otros sectores del Estado. A tal punto que difunde las posiciones del lobby del sector: a fines del año pasado organizó dos charlas junto con la UNLZ (Universidad Nacional de Lomas de Zamora) sobre el acuerdo porcino con China, en un guiño enorme al gobierno, con participantes que están a favor del acuerdo como Juan Ucceli o las empresas Pampa Pork y Uniporc Tandil. Otra forma que toman esos vínculos es bajo la forma de convenios: de investigación, de pasantías laborales, de cooperación, etc. que sería bueno dar a conocer para que toda la comunidad universitaria siente posición al respecto. Las autoridades de la UNLaM coexisten con aquél entramado de empresarial y político contra el que lucha el movimiento ambiental. Salta a la vista, entonces, por qué no podemos delegar en la LFU la voz de los estudiantes que realmente quieran pronunciarse por las luchas ambientales.

Qué proponemos

Desde La Comuna defendemos una perspectiva radicalmente opuesta a la LFU: poner el conocimiento producido en nuestra Universidad al servicio de la defensa del medioambiente, que genere mejores condiciones de vida para los habitantes de La Matanza y las zonas aledañas. Ello puede empezar a hacerse poniendo en pie una comisión del Centro de Estudiantes, que funcione con independencia política de todos los gobiernos, las empresas y partidos ecocidas, ya que todos ellos se interesan más por cuidar sus negociados, a costa de la salud y el bienestar general. Lxs estudiantes y graduadxs de las carreras de Ingeniería, de Salud, de Derecho, de Económicas, podrían hacer un aporte enorme a esta perspectiva. La disyuntiva es clara: una universidad al servicio de la depredación empresarial del ambiente, o de las luchas populares y la defensa irrestricta de nuestro hábitat.

¡Sumate a las reuniones abiertas de La Comuna para construir una universidad que ponga el conocimiento al servicio de las causas populares!