Ambiente

1/7/2010|1135

Un ‘destituyente’ en el banquete minero de K en Canadá

Argentinos y australianos tendrán que resignarse a compartir sólo el repechaje de las Eliminatorias del Mundial ’94 y los pingüinos (además de su condición de exportadores de ‘commodities’). Es que en Australia, a diferencia de Argentina, el primer ministro, Kevin Rudd, del partido Laborista, decidió aumentar los impuestos a los pulpos mineros como consecuencia del enorme crecimiento de los precios internacionales de los minerales. Mientras, los K decidieron, al revés, hacer un juramento público, en Canadá, de que jamás tocarían esas ganancias extraordinarias. Desde ese momento, el ‘pingüino’ Kevin sufrió una campaña política ‘destituyente por parte de los pulpos mineros internacionales con inversiones en Australia. “La campaña contra el impuesto”, dice nada menos que el Financial Times (24/6), “fue muy bien financiada y dirigida por algunos de los sectores más ricos del país, en conjunto con compañías mineras como BHP Billiton y Río Tinto, provocando una caída abrupta en la popularidad del gobierno laborista en regiones ricas en recursos mineros”. El pobre Rudd, sin embargo, había dedicado su gobierno a la defensa de esos monopolios en sus roces con China por razones comerciales. Pero, como es sabido, “yo les hablo con el corazón y ellos me responden con la billetera” (la segunda frase más importante del ministro de Economía de Alfonsín y ex presidente del Banco Central Juan Carlos Pugliese).

La campaña “destituyente” puso a Rudd en la picota cuando su compañera de boleta electoral y viceprimerministra se posicionó como candidata a sucederlo y su propio partido decidió que su ‘voto era negativo’ y se pasó al bando de las mineras. La maniobra ‘destituyente’ que habría fracasado en la Argentina sojera (curiosa sería la derrota de los sojeros, si dos años más tarde del conflicto se siembra más soja que nunca y con tasas de rentabilidad mayores), triunfó en la Australia minera. Es una cruel paradoja, que sirve, sin embargo, para explicar que los K siguen en pie porque han jurado por su vida que no se les sacará un peso a los mayores pulpos del mundo (y se les permitirá que envenenen el agua y destruyan los glaciares) en la explotación de un recurso no renovable. La crisis minera fue llevada al directorio del laborismo, donde la vice ya había trenzado para hacer caer a su correligionario. Como resultado de ello, Rudd renunció la semana pasada. La prensa financiera internacional, o sea los amigos de los pulpos, caracterizó al episodio como un “golpe”. Su primera medida ha sido, precisamente, “anunciar una tregua con la industria minera” (Financial Times, 25/6). Queda por ver ahora qué hará el parlamento, pero el pronóstico no es difícil.

El asunto ocurre, precisamente, cuando, en ‘tiempo real’, el ‘antiimperialismo’ K celebra a los gritos con esos mismos pulpos en Canadá – sin ninguno de los disimulos del ‘affaire’ Antonini Wilson o Skanska. Pero en Argentina no hay un Cobos para las mineras, porque en Mendoza, su provincia, Cobos, como gobernador, les prorrogó las concesiones; y en Catamarca, un gobierno radical es el padrino político de las mineras. Conclusión: ¿qué tiene Cobos que no tenga Kirchner? Nada. Literalmente nada.

En el banquete de Barrick Gold y otras mineras, de un lado, y Cristina-Boudou, del otro, ambas partes se deshicieron en elogios recíprocos. Las mineras hasta celebraron el “éxito del canje” de Boudou. “Lo único que hicieron fue felicitarme”, dijo Cristina al término de la reunión (La Nación, 27/6). Está claro que a todos les sobran motivos para piropearse: “Barrick había logrado que vetara la ley de protección a los glaciares, votada en forma unánime por el Congreso” (ídem). La indomable Cristina resultó más maleable que el laborista Kevin. El diario ‘destituyente’ de Mendoza, Los Andes, fue al grano y tituló: “La Presidenta prometió a los canadienses que la ley minera del menemismo no se tocará” (28/6).

CFK deberá ahora congratular a la nueva primera ministra de Australia e incluso elogiar, también en ella, su condición de mujer.