Aniversarios

4/4/2017

[Centenario de la Revolución Rusa] Los bolcheviques y las elecciones (I)

Una experiencia poco abordada


El bolchevismo refutó la convicción, presente en su época, de que el partido obrero solo se construye en la legalidad, pero no dejó de considerar nunca a la conquista de la libertad política –e incluso de las oportunidades de legalidad que brinda el régimen, que no es lo mismo– como un factor fundamental, y probablemente decisivo, para la educación en gran escala de los obreros y los explotados. No copió linealmente al proletariado avanzado y sí tuvo en cuenta todas las etapas que este tuvo que recorrer y entroncar la experiencia internacional con las características del Estado ruso y las características del desarrollo de su clase obrera.


 


En la Rusia zarista, marcada además por la experiencia de la revolución de 1905, el parlamentarismo ocupó un lugar particular: respondió a un intento del régimen de estabilizar la situación política integrando parcialmente a la burguesía liberal al régimen político, luego de la tormenta revolucionaria de 1905. Esto dio origen a instituciones parlamentarias sumamente restrictivas, cuya limitadísima autoridad nunca podía cuestionar el poder despótico del zar. Incluso en estas condiciones, la intervención electoral y parlamentaria (y también la anti electoral: el boicot) de la socialdemocracia fue un terreno de lucha y clarificación política insustituible.


 


El boicot


 


Las primeras convocatorias electorales a la Duma fueron una respuesta a la revolución de 1905, el primer gran desafío al zarismo por parte de las masas. La revolución de 1905 comenzó con la jornada de movilización del 9 de enero, cuando 140.000 obreros y campesinos se movilizaron en Petersburgo abriendo un escenario revolucionario en la Rusia zarista. La movilización fue encabezada por el cura Gapón, y llevaba un petitorio dirigido al zar. Fue brutalmente reprimida por la policía dejando como saldo miles de muertos en las calles. Se trató del primer acto de la gran revolución rusa, por así decirlo, su bautismo de fuego. Durante ese año, la movilización fue creciendo, en un cuadro de crisis del gobierno, que se fue agudizando con las derrotas en la guerra ruso japonesa.


 


En este contexto, el Gobierno lanzó la convocatoria a la Duma (la llamada “Duma de Bullyng”). Todas las corrientes de la socialdemocracia boicotearon la convocatoria. El boicot tenía motivos precisos: el gobierno convocaba a elecciones a una institución antidemocrática, de voto censitario, sin garantía a la participación popular, y que sería una figurita pintada sin atribuciones frente a la autocracia. El alza revolucionaria dictaba la necesidad de luchar por el derrocamiento de la autocracia. En el mejor de los casos –planteaba Lenin– se trataría de un terreno de acuerdos entre la burguesía liberal y el zar.


 


La unanimidad en cuanto al boicot se produjo en el marco de un debate estratégico entre los socialistas sobre las perspectivas de la revolución. Lenin oponía a la participación electoral el llamado a la clase obrera a la insurrección, con el objetivo de conformar un gobierno provisional revolucionario, del cual debía participar la clase obrera, la clase más resueltamente revolucionaria, junto al campesinado revolucionario (dictadura democrática de obreros y campesinos). Este Gobierno debería llevar adelante las tareas de la revolución burguesa. Los mencheviques sostenían, en cambio, que la clase obrera no debía acceder al Gobierno, dado que, por ser una revolución burguesa, la propia burguesía debía llevarla adelante.


 


El boicot a la convocatoria electoral del zar, al empalmar con la movilización política de las masas, contribuyó a crear las condiciones para la revolución de octubre de 1905. La insurrección de octubre barrió con los intentos de una salida negociada entre la burguesía liberal y el zar. En el cuadro revolucionario, la clase obrera creó sus propios organismos de deliberación, los soviets de diputados obreros, campesinos y soldados, que actuaron como un “centro político” de la insurrección, al agrupar al conjunto de los partidos y tendencias revolucionarias en las principales ciudades.


 


La huelga general de octubre obtuvo un compromiso escrito del zar de garantizar la libertad de reunión, de asociación y de prensa y la convocatoria a elecciones libres, y de satisfacer un conjunto de reclamos de la revolución. Ese mismo mes, el zar se comprometió –luego del fracaso de la de Bullyng– a convocar a la Duma de Estado.


 


El movimiento revolucionario, sin fuerza suficiente para imponer una salida política propia, se fue desgastando y dando la ocasión a la autocracia de volver a tomar la iniciativa. En diciembre, una nueva insurrección, la insurrección de Moscú, bajo dirección bolchevique, fue derrotada. En forma posterior a la derrota de la revolución, en un marco represivo, se convocaron las elecciones a la primera Duma del Estado.


 


El boicot a la Duma de Witte


 


En la socialdemocracia, se produjo un debate: los bolcheviques proponían boicotear las elecciones, en tanto los mencheviques propusieron presentarse –aunque solo para la primera fase de las elecciones, en las que se elegían delegados, y no para la segunda, donde se elegían electores a la Duma. Los mencheviques apuntaban a formar una autoorganización e incluso gobiernos locales, en cada uno de los distritos. Esta táctica fue siempre combatida por Lenin, quien la consideraba distraccionista respecto del objetivo de la formación de un Gobierno Provisional y utópica. La base de la táctica bolchevique del boicot era la idea de que la revolución no había concluido. El boicot era una parte de la lucha por una nueva insurrección. A partir de la intervención menchevique, se formó un bloque parlamentario en la primera Duma del Estado.


 


El partido Cadete fue el gran ganador en las elecciones de la I Duma del estado, triunfando sobre las variantes monárquicas. Como resultado, se formó una Duma con mayoría Cadete. Los Cadetes eran el partido de la burguesía liberal por excelencia: sus representantes eran abogados, intelectuales o periodistas. Los diputados socialdemócratas resultaron electos sobre la base de acuerdos con los Cadetes, en contra de los representantes directos de la autocracia en las asambleas de electores.


 


La Duma comenzó pronto a chocar con el zar respecto a diferentes problemas. El período de sesiones coincidió con una reanimación de la lucha de clases, especialmente en las provincias. Los Cadetes desarrollaron la exigencia al gobierno de la formación de un gabinete electo por la propia Duma. Lenin denunciaba este intento como una transacción con el zarismo para formar un cogobierno. Dentro del propio bloque socialista, se dio un importante debate respecto de la posición a adoptar frente a esta exigencia, dado que la fracción parlamentaria apoyaba mayoritariamente la posición Cadete.


 


Lenin era, en cambio, partidario de la acción común de la socialdemocracia con el llamado grupo “trudovique”, representante del campesinado. La experiencia de la Duma mostró la disposición del campesinado, incluso de su grupo de diputados, a enfrentar al zarismo –a diferencia de la burguesía liberal, partidaria de una transacción.


 


Las posiciones de los Cadetes sobre la formación de un gabinete surgido de la Duma no llegaron a prosperar. Nuevamente, la autocracia pegó un golpe de mano y disolvió la asamblea legislativa. Para el Gobierno, un Gabinete surgido de allí implicaba hacer concesiones que no estaba dispuesto a hacer, porque consideraba que una ampliación de las libertades democráticas condicionaba su propia supervivencia.


 


La convocatoria a la II Duma y el debate sobre el frente electoral


 


La experiencia de la I Duma hacía necesario revisar la táctica del boicot electoral. Las elecciones, la formación de la Duma, y el debate en su interior produjeron una clarificación de posiciones y una tribuna parlamentaria a la cual la clase obrera no podía renunciar. En este cuadro, los bolcheviques resolvieron presentarse nuevamente a elecciones en el caso de una nueva convocatoria. ¿Debían los socialdemócratas formar un bloque común con los Cadetes contra los partidarios de la monarquía, o presentar listas propias?


 


Los argumentos en pos de la primera opción, presentados fundamentalmente por Pléjanov al interior del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) Unificado, pasaban fundamentalmente por la necesidad de enfrentar un posible triunfo electoral de los partidos zaristas si se presentaban dos listas separadas de oposición: socialdemócratas y liberales. Los mencheviques proponían reemplazar la consigna central del POSDR –la Asamblea Constituyente convocada por un Gobierno Provisional- por el de la “Duma con plenitud de poderes”.


 


Lenin defendió la necesidad de presentar candidaturas propias. La política electoral, sostenía, tiene que ser una continuación de la política general de un partido. De lo que se trataba era de desarrollar la conciencia de clase en el curso de la campaña electoral.


 


Para enfrentar el peligro de la derecha, la clase obrera debía tener las manos libres de compromisos y asumir los métodos de movilización revolucionarios adoptados en 1905. Las candidaturas comunes con los Cadetes eran contrarias a esta posición, dado que los Cadetes eran enemigos de las formas de lucha más avanzadas del movimiento obrero.


 


Lenin defendió en cambio la conformación de un bloque único del conjunto de la izquierda, incluidos socialrrevolucionarios y trudoviques, para enfrentar a los Cadetes. Se trataba de atraer a los partidos de la pequeña burguesía y el campesinado a un campo revolucionario común junto a los socialdemócratas: una expresión electoral de la alianza obrera y campesina.


 


Luego de sucesivas crisis, en el marco de las cuales los mencheviques negociaron hasta último momento una integración común con los Cadetes, los bolcheviques concertaron un bloque con los socialrrevolucionarios en las elecciones en Petersburgo. El balance de las elecciones en Petersburgo confirmó las previsiones del bolchevismo. La derecha zarista obtuvo una votación marginal. La izquierda progresó en votos sobre elecciones anteriores (por ejemplo, las de Moscú, realizadas previamente) y obtuvo el 25%, a pesar de las condiciones proscriptivas hacia sus organizaciones. Para Lenin, un resultado importante fue el progreso electoral de la izquierda entre los trabajadores de cuello blanco y la pequeña burguesía.


 


Como resultado de las elecciones se formó nuevamente un bloque socialdemócrata para la segunda Duma, que tuvo vida efímera porque fue disuelta por el zar en junio de 1907.