Aniversarios

24/5/2019

Córdoba marca el camino: por un inmediato paro nacional

Artículo editorial Política Obrera #51, 21 de mayo 1969

La extraordinaria huelga general del jueves y viernes pasado en Córdoba no constituye simplemente un desborde de la paciencia popular ante la avalancha de aumentos de precios decretados por la dictadura y los capitalistas. La huelga general en Córdoba corresponde a la tendencia fundamental de la lucha de clases contra el gobierno de Onganía. En primer lugar, la clase obrera a la vanguardia orientó al combate al conjunto de la población explotada; en segundo lugar, el sector de la clase obrera más desembarazado de ilusiones burocráticas y que marcha de modo  firme hacia orientaciones clasistas, es decir, los obreros de IKA-Renault, fue la vanguardia que acaudillo a la masa obrera cordobesa. El contenido que los obreros y el pueblo trabajador cordobés dieron a su impresionante movilización fue abiertamente político: la lucha contra los aumentos de precios fue agitada por el derrocamiento de la dictadura; la asistencia a la asamblea general del miércoles convocada por SMATA para discutir la derogación del sábado inglés fue orientada por los obreros hacia la manifestación callejera contra la dictadura y sus fuerzas de represión.



Los acontecimientos del miércoles (combate de los obreros mecánicos contra la policía), del jueves (paro general de mecánicos, metalúrgicos y del transporte) y del viernes (huelga general total), no fueron un rayo en cielo sereno, un fenómeno aislado. Estos acontecimientos fueron preparados por todas las condiciones de explotación y opresión que la dictadura ha venido reforzando, y fueron preparados por toda la labor de maduración política que se ha venido desarrollando entre la gran masa de obreros avanzados de la población cordobesa. En Córdoba se han combinado dos fenómenos: una agudización de la opresión de la población trabajadora superior a la del conjunto del país. Córdoba está a la izquierda del panorama, político nacional y constituye un anticipo del proceso que abarcará de modo inevitable a toda la nación.


La superexplotación en Córdoba


El atraso del interior del país es una fuente de súper beneficiosa para los capitalistas. El débil desarrollo industrial ha creado una masa orgánica de desocupados que deprime los salarios y permite una violación sistemática de los derechos sociales. Fuera de un grupo pequeño de fábricas, la masa de la población trabajadora cordobesa recibe un salario hasta un 50 % inferior al fijado por los convenios. Según una encuesta efectuada por el empresariado de Córdoba a principios de 1969 (en un momento de suba de la producción automotriz) la tasa de desocupados, sobre una población activa de 20.000 personas, era del  10%. Esta misma encuesta revela que casi el 50% de los desocupados busca infructuosamente trabajo en  un periodo de 3 meses a un año. Asimismo se señala que el 85% de los empresarios que tienen planeado aumentar sus inversiones no piensan tomar más obreros: se proponen recurrir a normas de "racionalización". Cómo se puede apreciar, la derogación del sábado inglés, con el alargamiento de la jornada de trabajo que esto significa, lleva de modo inevitable a un incremente del 10% en la desocupación.


Esto no termina aquí. El empobrecimiento del mercado interno cordobés, la transferencia de ganancias de los capitales extranjeros hacia el exterior y la del conjunto de los monopolios hacia Buenos Aires ha debilitado el poder  económico del presupuesto de la provincial a esto hay que agregar los impuestos en aumento que impone el gobierno nacional. La gobernación no ha encontrado otro recurso para salir de su déficit que aumentar en un 800% los impuestos provinciales sobre la clase media propietaria [ilegible] de su vivienda, congelar los sueldos de los empleados públicos, cerrar los centros de educación nocturnos a los que concurrían obreros, y meter aranceles en la Universidad. De este modo ha lanzado al conjunto de la población que trabaja y estudia en su contra.


Para sostener este sistema ha abundado la represión. Todos los sectores de trabajadores han sido apaleados por la policía; la lucha, contra ésta es un deseo ferviente de todo el mundo. Además la policía, por esta situación y por sus bajos salarios (18.000$) se encuentra desmoralizada .Está claro entonces como cayó la derogación del sábado inglés, el aumento del transporte, la nafta y la leche.


El lanzamiento de la huelga general


La huelga general de la semana pasada se incubó en las tres plantas del pulpo Kaiser: Santa Isabel, Pedriel e Ilasa, y también e Tran sax (Ford). Hace un año y medio que los obreros de IKA están enfrentando en forma diaria la amenaza de despidos masivos, suspensiones, aumento de los topes de producción, represión interna, desconocimiento de categorías y la absoluta falta de condiciones de seguridad en el trabajo. La firmeza de los combates antipatronales de estos compañeros ha impedido la ejecución del plan de despedir 1.500obreros, que se arrastra ya casi dos años.


En las dos semanas previas a la huelga general hubo una tanda de paros y quites de colaboración frente a la ofensiva patronal. Paros contra los aumentos de tonos en la sección chapas, paros por la caída de guinches en Pedriel y dos veces en Santa Isabel; movilizaciones por el reconocimiento de categorías y decenas y decenas de petitorios contra el aumento de la cuota sindical.


Lo más importante es, sin embargo, la politización de fábrica. Si muy pocas fábricas del país hay un conocimiento de las distintas corrientes políticas como en IKA; en muy pocas tanta conciencia del rol y los métodos de la burocracia sindical. Los obreros de IKA se ligaron a las principales luchas estudiantiles de la provincia; defendieron a tiros el paro general del 16 de agosto pasado; apoyaron en un mitin de mil personas el planteo de paro regional en apoyo a petroleros que POLITICA OBRERA promoviera en octubre pasado.


La prueba clara de la madures de la fábrica es la gigantesca influencia que ha alcanzado la agrupación clasista VOM (Vanguardia Obrera Mecánica) en los últimos cuatro meses.


Las principales secciones de la fábrica han seguido las orientadoras prácticas de los volantes de la agrupación en el 90% de los conflictos últimos, en especial en la lucha contra la "racionalización". Pero esta influencia no es sindical solamente sino política. Para constituir la agrupación se discutieron los problemas tácticos del movimiento obrero y revolucionario, la lucha contra la represión, la unificación con el resto de las luchas proletarias y la construcción del partido.


No puede sorprender, entonces, el tenso clima de fábrica el día miércoles, momentos antes de la Asamblea General que debía discutir la derogación del sábado inglés. El paro general era cosa resuelta: lo que se discutía era cómo transformar la jornada en una lucha contra la dictadura y cómo "sacudirle" a la represión policial. Al marcar el reloj las tres de la tarde se produjo en las tres plantas un griterío infernal: contra la dictadura, por una manifestación sobre la casa de gobierno, contra los aumentos, contra la policía.


Pero la huelga general  tuvo otras dos vertientes importantes: metalúrgicos y transporte. A pesar de la debilidad de UTA, el gremio sorprendió con un paro efectivo hace dos semanas ante el desconocimiento patronal de la antigüedad de los obreros, este paro no marco la temperatura de Córdoba, pero fue un síntoma de ella.


Los metalúrgicos, por otra parte, venían de la experiencia de exitosos paros por la derogación de las quitas zonales. En lo piquetes organizados para estos paros se produjo una importante articulación entre los activistas de Del Carlo fili, Resortes Argentina, etc. En esta labor se destacó, sin lugar a dudas, Vanguardia Metalúrgica, que venía de sindicalizar algunas fábricas desorganizadas. Esta presencia de Vanguardia Metalúrgica fue importante: cuando hace una semana se discutió en el plenario de la UOM el curso seguir, agravado por lo del sábado inglés, V.M. aprovechó la actitud contemporizadora y vacilante de Simo (el secretario general) y con el apoyo de los mejores activistas se logró hacer aprobar por unanimidad el paro de 42 horas, que se efectivizo el jueves y viernes pasado.


Cuando los compañeros mecánicos se aprestaban a concurrir el miércoles a su asamblea estaba cantado el paro jueves y viernes en conjunto con los metalúrgicos y transporte.


La huelga general


Lo ocurrido el miércoles a la noche con la represión a la Asamblea del SMATA precipitó la huelga general que estaba latente en toda la capital de la provincia. El gobierno prohibió la asamblea, a pesar de lo cual 5000 obreros se agolparon en las instalaciones del Córdoba Sport, mientras quedaban en la calle otros 1.000 compañeros. La policía estableció un cordón entre unos y otros, y comenzó la represión de los segundos. El burócrata Torres sólo tuvo escasos minutos para dar a conocer la resolución del plenario de delegados en favor de un paro de 48 horas (no le quedaba ninguna otra alternativa). Cuando intervino Kloosterman para decir algunas idioteces la situación se desbordaba y la asamblea salió a defender a los compañeros agredidos en la calle. En estas circunstancias, la Asamblea no discutió la línea de Torres, y no quedó establecido un plan de lucha continuado.


En la calle hubo verdaderos enfrentamientos; los obreros no rehuyeron a la policía. Frente a la asfixia de los gases dentro del Local,  los obreros subieron a los techos y atacaron sistemáticamente a las fuerzas de la represión; la lucha se extendió por todo el centro y por un  buen lapso de tiempo. Tola la actividad comercial quedó paralizada, en ese momento la  huelga general había comenzado.


Al día siguiente, una serie de gremios se fueron sumando al paro de los tres que ya lo habían resuelto otros gremios, la lanzaron, para el día siguiente. El viernes 15 la ciudad de Córdoba estaba muerta, el paro era brutal: la secretaría de trabajo reconoció un ausentismo promedio del 94,11% para todas las ramas de producción y de servicios. Las estadísticas de jornadas pérdidas, que es como la dictadura computa las huelgas, ha pega do un formidable salto: sólo la huelga general cordobesa ha sobrepasado las cifras de 1968 y 1967 para todo el país, que, por las bajas, eran el "orgullo” de San Sebastián.


El estudiantado del interior apuntala a la vanguardia obrera


Córdoba marcó el punto de concentración política mayor de lucha contra la dictadura; pero la lucha antidictatorial nacional ha recibido un extraordinario impulso adicional con la movilización estudiantil de Corrientes, Rosario y Tucumán. Es que también sobre el estudiantado, en especial del interior, se acumula la represión política, social y económica de la dictadura capitalista.


La abolición de la gratuidad de la enseñanza, el alargamiento innecesario de los estudios, el carácter reaccionario creciente de las cátedras, la prepotencia policial fuera y dentro de la Universidad, la hostilidad de todas las fuerzas dictatoriales contra las clases laboriosas, han creado un intenso clima de efervescencia democrática, antiimperialista y popular dentro del estudiantado.


La represión policial casi no tiene parangón. En Corrientes la policía reprimió cuerpo a tierra a balazos. Un grupo de abogados tuvo la oportunidad de presenciar, sin querer, la tortura de detenidos, la tanda de heridos, además del compañero muerto, fue elevada.


Idéntica fue la represión indiscriminada, feroz y a mansalva en Rosario y Tucumán. Durante el partido Boca-Rosario Central, la chiflatina y el griterío de las tribunas contra la policía fue infernal. En todo el interior, los rectores han clausurado las aulas por una semana para evitar el concatenamiento de las luchas nacionales. El gremio metalúrgico de Rosario ha resuelto un paro general para el próximo fin de semana.


La maniobra de la burguesía opositora y la burocracia


Todo este salto en cantidad y calidad de la lucha obrera y popular contra Onganía tiene el talón de Aquiles de la ausencia de una dirección revolucionaria del movimiento obrero. Por este motivo, los partidos burgueses desplazados se han lanzado a capitalizar para sus intereses antiobreros de clase la movilización popular.


No es casual, entonces, que la burocracia nacional le haya hecho el vacío al imperioso reclamo de un paro nacional de solidaridad con el pueblo trabajador de Córdoba y con el estudiantado del interior. En Córdoba misma, la Burocracia ha aislado el reclamo de un inmediato paro provincial de 72 horas para esta semana.


El fenómeno político que se juega aquí es claro. Los partidos burgueses desplazados, incluido el peronismo, pretenden aprovechar los choques entre "nacionaloides" y liberales dentro del gobierno para imponer una crisis de gabinete. Con este mezquino objetivo oportunista se han lanza do a combatir el "participacionismo" de Onganía: los grupos de "oposición” pretenden colocar algunos de sus hombres en el futuro ministerio del trabajo, los grupos oficialistas, obtener el puesto que deje Vacante Krieger Vasena.


El centro del ataque de los "opositores" es el gobernador de Córdoba Caballero, y por elevación Borda Diaz Colodrero. Es que Caballero es la punta de lanza del participacionismo el que más resueltamente lo ha llevado adelante, y en Córdoba se encuentra activa la mayor oposición popular al gobierno militar. Para los "'opositores", sean radicales, peronistas u ongaristas, el objetivo del movimiento popular es desplazar a Caballero la huelga cordobesa está siendo jugada para esta maniobra lo mismo que las luchas estudiantiles, como lo prueban las adhesiones de profesores gorilas.


Pero mientras los partidos de "oposición” creen aprovechar los choques dentro del gobierno, en realidad son las fracciones del gobierno las que instrumentan a la “oposición”. Un desplazamiento de Borda va a ser capitalizado por Krieger o por un continuador del primero con ciertos compromisos; lo mismo si sale Krieger. El mismo gobierno puede estar pensando en reemplazos para privar al movimiento popular de objetivos de luchar y abrir un compás de espera para rehacer su posición.


El máximo peligro del movimiento obrero es, sin embargo, otro. Consiste en que frente a la más probable táctica del gobierno, intensificar la represión, la clase obrera  se encuentra desarmada por los objetivos criminales, reformistas e ilusorios de su dirección burocrática y burguesa. Quien en medio del fervor combativo actual olvide esta situación se está dejando arrastrar, impresionismo mediante, hacia la frustración de las luchas presentes. Por todo esto hay que agitar en todo el movimiento obrero, en particular en Córdoba, la formación de comités obreros de resistencia, interfabriles comités conjuntos obrero-estudiantiles, etc. Para articular las luchas actuales, para organizar la defensa contra la represión, para combatir la instrumentación del movimiento por el oportunismo de toda la “oposición”.


El programa y la táctica de lucha


Tres son las cuestiones que debe encarar un programa y una táctica de lucha inmediata para el movimiento obrero: La ofensiva económica de los últimos aumentos, la represión policial -que se agudizó desde la provocación contra el grupo de Caride y la crisis política latente en el gobierno y la "oposición".


La ofensiva económica antipopular


Los últimos aumentos tienen un significado económico bien preciso: consiste en extraer del consumo personal de los trabajadores los fondos para intensificar la acumulación capitalista. Esto es tanto más claro cuanto que los productos y servicios que fueron aumentados inciden escasamente en los costos industriales, significan la extracción directa de una parte del salario real en favor de los capitalistas. En el caso de la nafta esto importa una transferencia de $17.000 millones de los consumidores en favor de los patrones de la construcción solo para 1969. El Banco Mundial aplaude esta medida, más aún la recomendó, porque significa la obtención de dinero sin afectar la acumulación del gran capital, y al servicio de un plan de obras que le va a permitir seguir amasando fortunas.


De todos los demás aumentos sólo el de la leche y el colectivo de la Capital Federal quedará registrado en el índice del costo de vida. Este índice no toma en cuenta la nafta, tampoco ferrocarriles, y nada fuera de los aumentos registrados en la Capital federal. Pero los transportes aumentaron mucho más en la provincia.


Quiere decir que el índice de costo de vida apenas va a reflejar los aumentos de precios, y Krieger Vasena va a poder seguir con la ficción de la semiestabilidad. Hay que canalizar el profundo odio popular contra estas medidas sin embustes estadísticos. Se impone reiniciar la más amplia agitación por el aumento del 50% en forma inmediata, general, masiva y de emergencia. Para los pequeños comerciantes esta aumento es el único que los puede sacar de su crisis; la lucha por el aumento debe ser una verdadera escalada popular.


La represión policial


La enorme indignación producida por los asesinatos policiales coloca a la orden del día en el terreno de la agitación la consigna del desame de la policía. Al igual que lo que ocurre actualmente en Italia hay que crear un vasto movimiento alrededor de esta consigna. Nosotros somos los primeros en reconocer y plantear que el desarme y la disolución de todos los organismos de represión exigen el derrocamiento de la dictadura y la implantación de un gobierno obrero y popular. Pero es indudable que el camino hacia esta solución debe crearse canalizando todo al justo descontento de los trabajadores. La consigna del desarme de la policía es la consigna más popular del momento actual.


La lucha por este planteo debe ser paralela a la lucha por derrotar políticamente a la policía y en la calle. Esta es una cuestión abiertamente discutida por los activistas de Kaiser, y está resueltamente a la orden del día; esos mismos activistas ya han ido creando una serie de métodos con este fin. Pero el problema no es técnico sino político no se resuelve improvisando pequeños  grupos ajenos a la lucha de clases  del proletariado. El problema de la represión policial debe ser usado como instrumento de lucha entre los obreros avanzados para crear comités de resistencia y comités de enlace que articulen, planifiquen y ejecuten las medidas de preservación contra la represión callejera y extra callejera (allanamientos, secuestros, torturas); aquí sí deberán destacarse grupos de acción especiales, pero no injertados artificialmente en las luchas sino como desarrollo hacia adelante de la combatividad de las propias masas obreras. Los comités de resistencia son el embrión político-organizativo del armamento de los trabajadores. Este punto debe ser resueltamente incorporado a la lucha por la formación de comités de resistencia.


La miserable represión de militantes peronistas y de izquierda en el mes de abril demostró un profundo bache en la capacidad de respuesta  política de las organizaciones de izquierda; no hubo volanteadas agitando entre la masa obrera contra estos inauditos atropellos. De este modo, la campaña represiva prosperó por el aislamiento de la izquierda respecto a las masas. El 1° de Mayo cada sector hizo un acto público por su lado. Tuvo que partir de las masas cordobesas la ruptura de este criminal aislamiento político. Todo esto no puede continuar: cuando se trata de represión, la unidad de acción de los partidos obreros y de izquierda es inexcusable. Así lo hemos planteado en nuestro segundo volante del 1°de Mayo que se publica en este número.