Aniversarios

10/3/1994|413

Dos lecciones de Lenin sobre la Asamblea Constituyente

1. “Ilusiones constitucionalistas”


(8/8/1917)


 


La cuestión de la Asamblea Constituyente está subordinada a la cuestión de la marcha y desenlace de la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado. A “Rabóchaia Gazeta” (periódico menchevique, PO) se le escapó una vez la observación de que la Asamblea Constituyente sería una Convención (Asamblea revolucionaria francesa, 1792/93, PO). Esto es una muestra de la hueca, lamentable y despreciable fanfarronería de nuestros mencheviques, lacayos de la burguesía contrarrevolucionaria. Para que no sea un “parlatorio de Francfort” (Asamblea alemana “trucha” de 1848, PO) ni una Iª Duma (concedida por el Zar en febrero de 1906 y disuelta sesenta días más tarde, PO), para que sea una Convención, es preciso tener el valor, la capacidad y la fuerza de asestarles a los contrarrevolucionarios golpes implacables, y no pactar con ellos. Para eso es preciso que el poder esté en manos de la clase más avanzada, más resuelta y más revolucionaria de hoy. Para eso es preciso que esta clase sea apoyada por toda la masa de los pobres de la ciudad y del campo (los semiproletarios). Para eso es preciso tratar implacablemente a la burguesía contrarrevolucionaria, es decir, a los kadetes y a los altos mandos del ejército, en primer lugar. Tales son las condiciones reales, materiales, de clase, necesarias para una Convención. Basta enumerar estas condiciones con claridad y precisión para comprender hasta qué punto es ridícula la fanfarronería de Rabóchaia Gazeta, hasta qué punto son estúpidas las ilusiones constitucionalistas de los eseristas y los mencheviques con respecto a una Asamblea Constituyente en la Rusia actual.


2. La lista de candidatos para la Asamblea


Constituyente


(12/10/1917)


 


La lista de candidatos que dio a conocer el Comité Central es inadmisible y exige la más enérgica protesta… es absolutamente intolerable que haya tal número de candidatos poco probados, recién incorporados a nuestro partido (como Larin). Al integrarse la lista con candidatos que primero hubieran debido trabajar largos meses en el partido, el CC abre de par en par las puertas a los advenedizos, a los que codician las bancas en la Asamblea Constituyente. Es imprescindible revisar y corregir inmediatamente la lista.


Especialmente escandaloso es que figure Larin … llevarlo a la Asamblea Constituyente pocas semanas después de su ingreso en el partido significa, en realidad, convertir a nuestro partido en un hato tan despreciable de advenedizos como la mayoría de los partidos europeos.


En la Asamblea Constituyente habrá un trabajo muy importante: el acercamiento profundo y estrecho a los campesinos. Esto sólo pueden hacerlo los obreros, cuya vida tiene tanta afinidad con la de los campesinos. Llenar de oradores y literatos la Asamblea Constituyente significa marchar por el trillado camino del oportunismo y el chovinismo. Esto es indigno de la “IIIª Internacional”.