Aniversarios

14/3/1996|485

El Ptp ‘progresa’

El PTP da señales de progreso, de progreso vergonzante, pero progreso al fin. Cuando el PO denunció que la deuda externa bajo el gobierno de Isabel Perón había alcanzado la suma de 10.000 millones de dólares, y no de 5.189 millones de dólares como había afirmado el secretario del Pcr, Otto Vargas, el Ptp nos acusó de “mentirosos”, insistió con su cifra la deuda, agregó que bajo Isabelita no había firmado ningun acuerdo con el FMI y acusó al PO de negar el carácter antiimperialista del dúo Isabelita-López Rega.


Refutando todo esto, volvimos a mostrar con datos y citas que la deuda externa, a marzo de 1976, fecha del golpe, superaba los 10.000 millones, que el mayor endeudamiento se produjo cuando la fracción terrorista de Isabel-López Rega habían copado el gobierno y que los ministros de Isabelita, Cafiero y Mondelli, habían firmado acuerdos públicos y secretos con la banca imperialista y el FMI.


Ahora, bajo el engañoso título “¿Por qué miente Prensa Obrera?”, ( Hoy, Nº 600), el Ptp reconoce:


1) Que la deuda externa total a febrero de 1976 era de 9.870 millones de dólares. Ese dato, que ya habíamos dado en Prensa Obrera, no incluye, sin embargo, la deuda de corto plazo, que sumaba 2.060 millones de dólares, como lo consigna la Memoria del Banco Central de 1976, que es la fuente que utiliza el Ptp de “evolución de la deuda externa”. Si se suman esos 2.060 millones de dólares a la cifra del Ptp, la deuda total se empina a los 11.930 millones de dólares. Como a diciembre de 1972 (usamos esta fecha no por ‘lanussismo’, como dice el Ptp, sino porque el Banco Central solo da los datos a diciembre y no a mayo de 1973, cuando asumió Campora) la deuda externa era de 5.092 millones de dólares, surge que con los propios datos del Ptp la deuda externa aumentó entre enero de 1973 y diciembre de 1975, un  93,8% (de 5.092 millones a 9.870 millones), es decir que se duplicó. Como la deuda externa de corto plazo, aumentó un 134,3%, el total de la deuda externa pasó de 5.092 millones de dólares a 11.930 millones de dólares.


2) El Ptp, sin embargo,  dice que mezclamos deuda pública con privada, y que a febrero de 1976 la deuda pública, incluidos los intereses, era de 6.402 millones y la privada de 3.378 millones. Si esto es así, resulta lo contrario de lo que pretende probar el Ptp, pues en tal caso la deuda pública subió no un 93%, sino un 167% (de 2.392 millones de dólares, en 1972, a 6.402 millones, en 1976). Pero como también dijimos en Prensa Obrera, la distinción que hace el Ptp entre deuda pública y privada es un fraude, ya que la deuda privada había sido estatizada a través de operaciones de pase  y de seguros de cambio.  Bajo Isabelita se produjo la primera estatización de la deuda privada, la segunda la hará Cavallo en 1982 al frente del Banco Central.


3) El Ptp dice que la deuda externa era de 9.870 millones y “los vencimientos de ese año 1976 no eran de extrema (sic) gravedad”, y que el país no estaba, por lo tanto, en cesación de pagos.


Sin embargo, en marzo de 1976, las divisas disponibles eran de 23 millones de dólares, y los vencimientos de 3.708 millones  de dólares (Memoria Banco Central, pág. 8). La deuda equivalía a dos años de exportaciones, es decir, lo que representaría hoy una deuda de 40.000 millones de dólares. Esa deuda era grande para los niveles de deuda de esa época. Si tener que pagar 3.708 millones de dólares y disponer de 23 millones de dólares, no es estar en cesación de pagos… Si la situación era o no de ‘extrema’ gravedad, o sólo de ‘gravedad’, es pura pedantería; en todo caso, refleja el fracaso irrefutable de una política capitalista y antiobrera.


4) Después de haber dicho que bajo Isabelita-López Rega no hubo acuerdos con el FMI y la banca norteamericana, el Ptp reconoce (otro ‘progreso’, de la mentira a la verdad) que sí se gestionó un acuerdo bajo el ministerio de Cafiero y la misión Zalduendo, pero que eso ocurrió cuando Isabelita estuvo enferma (interinato de Luder) y que “todo esto fue rechazado por Isabelita al retornar al gobierno…”.


Sin embargo, “se obtuvieron 250 millones” del Fondo Monetario (Guido Di Tella, Perón-Perón, pág. 223), sobre la base de “la firme decisión de mantener la tasa cambiaria devaluada al nivel que se había llegado al cabo del shock anterior” (Rodrigazo, impulsado por Isabel y López Rega). De lo que resulta que Isabelita no rechazó nada, sino que siguió el libreto devaluacionista pactado con el FMI, ya que hubo “devaluaciones pequeñas y frecuentes a intervalos de 10 a 20 días como máximo y en cada ocasión del 3 al 5 por ciento” (Guido Di Tella, ídem, pág. 223).


El Ptp no dice que a lo largo de 1975 hubo acuerdos con la banca extranjera, la que prestó “2.124 millones de dólares, el 60% de los cuales correspondía a swaps (operaciones de pase)”. Tampoco dice que hubo “un acuerdo especial concertado con los fabricantes automovilísticos locales —el principal sector de importadores de bienes manufacturados— por el cual se les permitió liberar sus precios antes que a nadie con tal de que obtuvieran financiación a mediano plazo para sus abastecimientos. Así se logró acumular un crédito total de 200 millones de dólares”(ídem, pág. 214).


En marzo de 1976, el ministro Mondelli intentó llegar a un acuerdo con el FMI. “Se siguió con el FMI una política nueva, más abierta, se efectuó un intento por optar por un acuerdo formal, llegando al ‘tramo I’, lo que exigió un programa más amplio, pero el Fondo se mostró tan reacio que ni siquiera quiso recibir la proposición, por tener conciencia del inminente golpe militar” (ídem, pág. 229).  No fue Isabel la que rechazó el acuerdo con el FMI sino que fue el FMI, el que rechazó el último acuerdo propuesto por Isabel.


Final absurdo y revelador


En Prensa Obrera señalamos algo muy obvio: que como consecuencia del Plan Rodrigo, que aumentó los precios en un 400%, “los ingresos reales de los asalariados cayeron alrededor del 50%, respecto de los niveles anteriores”.  “Cierto” , pero el PO no dice, agrega el Ptp,  que “al momento del golpe, en marzo de 1976, después de los aumentos de paritarias de ese año, los salarios de los trabajadores alcanzaron una participación en el total de la renta nacional que tocó casi el 50%, el más alto de la historia argentina, superior incluso a los que llegó en la época de Gelbard”.


Tramposo, este Otto Vargas, al adjudicar a las paritarias, y por lo tanto a la huelga general en defensa de las paritarias, un aumento en la participación de los trabajadores en el ingreso nacional, omitiendo que Isabelita había anulado esas paritarias; que por lo tanto, la política de Isabelita era reventar los salarios y que sólo la derrota de Isabelita permitió el aumento salarial previsto en las paritarias.


Pero si los salarios reales cayeron un 50%, como consecuencia del Rodrigazo, no puede ser que después de esa caída se haya registrado la más alta participación de los trabajadores en el ingreso nacional. En todo caso, la más alta debió haber sido antes de esa caída, es decir, antes del Rodrigazo, desatado por Isabel-López Rega. Tampoco puede ser que esa alta participación se hubiera alcanzado en marzo de 1976, cuando no hubo paritarias, pero sí tres meses, enero-marzo, hiperinflacionarios.


Es decir, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional se derrumbó con el Rodrigazo de Isabelita-López Rega, el cual inició una etapa de retroceso salarial de los trabajadores, que aún no se ha detenido.


El Rodrigazo marcó el comienzo de dos décadas de furiosa ofensiva capitalista.