Aniversarios

27/1/2005|885

“Escuchad, escuchad, campesinos…”


Después de los sucesos del “Domingo Sangriento”, León Trotsky escribió un manifiesto dirigido a los campesinos rusos para informarles sobre la matanza de obreros. Se trata de una verdadera obra de arte de la agitación revolucionaria por lo directo de su estilo y lo popular de su apelación. Después de describir cómo los obreros habían marchado “pacífica y tranquilamente” hacia el palacio del Zar, portando las efigies de éste, los íconos y los estandartes eclesiásticos, Trotsky escribía:


¿Qué hizo el zar? ¿Cómo les contestó a los trabajadores de Petersburgo?


Escuchad, escuchad, campesinos…


Así habló el zar con su pueblo.


Todas las tropas de Petersburgo fueron puestas en pie de guerra… Así se preparó el zar para hablar con su pueblo.


200.000 trabajadores marcharon al palacio.


Vestían sus mejores ropas de domingo, los viejos de cabellos blancos y los jóvenes; y las mujeres acompañaban a sus maridos. Los padres y las madres llevaban a sus niños de la mano. Así acudió el pueblo ante el zar.


Escuchad, escuchad, campesinos…


Que cada palabra se grabe en vuestros corazones…


Todas las calles y todas las plazas, por donde habrían de marchar los trabajadores, fueron ocupadas por las tropas.


–¡Dejadnos llegar hasta el zar! –suplicaban los trabajadores.


Los viejos se hincaron de rodillas.


Las mujeres suplicaban y los niños suplicaban.


–¡Dejadnos llegar hasta el zar! –suplicaban los trabajadores.


¡Y entonces sucedió!


Los fusiles tronaron… La nieve se enrojeció con la sangre de los trabajadores…


¡Id y decid a todos en qué forma el zar ha tratado a los trabajadores de Petersburgo!


Recordad, campesinos rusos, cómo cada zar de Rusia ha repetido con orgullo “En mi país, yo soy el primer cortesano y el primer terrateniente”… Los zares de Rusia han convertido a los campesinos en una clase de siervos, han hecho de ellos, como si fueran perros, regalos para sus fieles servidores…


Campesinos: en vuestras reuniones decidles a los soldados, hijos del pueblo que viven del dinero del pueblo, que no se atrevan a disparar contra el pueblo.


Campesinos: que se encienda este fuego por toda Rusia al mismo tiempo y ninguna fuerza será capaz de apagarlo. Ese fuego que cubre a la nación entera se llama revolución.


Extraído de Trotsky. El Profeta Armado (1879/1921) , de Isaac Deutscher. Ediciones Era, Méfxico, 1970