Explicación del voto contra los créditos de guerra


Hoy estoy votando contra la ley de Créditos para la Guerra por las siguientes razones: ninguno de los pueblos involucrados deseó la guerra ni fue ésta declarada para su bienestar —en Alemania o en ningún otro lugar. Es una guerra imperialista, en la que se lucha por la dominación capitalista del mercado mundial y por la dominación política de importantes territorios para la radicación del capital industrial y financiero. En el marco de la carrera armamentista, es una guerra preventiva, tramada en forma conjunta por las fuerzas belicistas de Alemania y Austria en los oscuros corredores del semiabsolutismo y la diplomacia secreta. Es, además, una empresa bonapartista que tiene como objeto desmoralizar y demoler el creciente movimiento de los trabajadores. Todo esto se vuelto cada vez más claro los últimos meses a pesar de la táctica oficial de sembrar confusión en forma temeraria.


 


La consigna alemana “Contra el zarismo”, al igual que las actuales consignas inglesas y francesas “Contra el militarismo”, sirven para reclutar a los más nobles instintos y tradiciones revolucionarias y los ideales de los pueblos para la causa del odio nacionalista. Alemania es el cómplice del zarismo y y continúa siendo hasta el día de hoy el modelo del atraso político. No tiene vocación de libertadora de los pueblos. Los pueblos de Rusia y Alemania deben llevar adelante su propia liberación.


 


Esta guerra no es por la defensa de Alemania. Su carácter histórico y su evolución imposibilitan depositar cualquier tipo de confianza en la afirmación de este gobierno capitalista de que los créditos de guerra serán utilizados para defender a la patria.


 


Debemos reclamar una paz rápida, una paz sin conquista, una paz que no humille a nadie. Debemos dar la bienvenida a cada esfuerzo en este sentido. Solamente el fortalecimiento simultáneo y continuo de las corrientes que en todos los países beligerantes luchan por este tipo de paz pueden poner fin a esta sangrienta carnicería antes del completo agotamiento de las naciones involucradas. La única paz segura es la que se basa en la solidaridad internacional de la clase obrera y en la libertad de todos los pueblos. Por lo tanto, el proletariado de todos los países debe continuar hoy, en tiempos de guerra, su acción unida socialista por la paz.


 


Estoy de acuerdo con los créditos de socorro en las cantidades requeridas, a pesar de que la suma es completamente insuficiente. En forma similar votaré por todo lo que pueda aliviar el cruel destino de nuestros hermanos en el frente, de los heridos y de los enfermos, todos los cuales tienen mi compasión sin límites. En esto no hay pedido que, para mí, vaya los suficientemente lejos.


 


Sin embargo, en protesta contra la guerra, contra aquellos que la han declarado y contra aquellos que la dirigen, contra las políticas capitalistas que la causan, contra los objetivos capitalistas por los cuales es librada, contra los planes de anexión, contra la violación de la neutralidad de Bélgica y Luxemburgo, contra la dictadura militar y contra el continuo abandono por parte del gobierno y las clases gobernantes de sus obligaciones políticas y sociales, rechazo los créditos de guerra pedidos.


 


Berlín, 2 de diciembre de 1914