Aniversarios

28/3/1996|487

La ‘memoria’ y la inmoralidad de Página/12

“El peligro de un posible golpe y la parálisis de conducción de María Estela Martinez de Perón han colocado a las fuerzas políticas en una desesperada carrera contra el reloj”.


Así inicia Página 12 (19/3) una serie sobre el golpe del 24 de marzo del 76 con la finalidad de destacar un supuesto anti-golpismo de los partidos políticos (patronales). Fue re-creada, a instancias de Balbín, una Multipartidaria (PJ, la Ucr, el PI, el Pc, el Psp y el Prc), para discutir la posibilidad de constituir una comisión parlamentaria bicameral “para fortalecer el proceso institucional y  proponer soluciones a la crisis económica”.  Según el periodista de Página 12 , el verticalismo isabeliano bloqueó esta tentativa. “El diputado Luis Sobrino Aranda declaró a los periodistas que el proceso político estaba liquidado y responsabilizó al titular del Senado, Italo Luder, por haber abortado la posibilidad de convocar a la Asamblea Legislativa” (Pág. 12, 22/3).


Balbín


¿El objetivo de la Multipartidaria, de Balbín, la Ucr, fue entonces, parar el golpe?


Balbín fue una suerte de vocero ‘civil’ del golpe a partir del momento en que llamó a acabar con la “guerrilla fabril”, es decir, con los delegados y activistas obreros antipatronales en las fábricas, valiéndose del mismo término empleado por Videla en el ultimátum que lanzó al gobierno el 24 de diciembre de 1975, en el que le dio  90 días, que vencían el 24 de marzo de 1976, para acatar un conjunto de exigencias de la camarilla militar. Preguntado (Crónica, 16/2/76) si “Hay sectores golpistas dentro de las fuerzas armadas”, contesto: “Las FF.AA., lo he dicho muchas veces, desde el 73 en adelante, han adoptado una actitud encomiable que las prestigian y han evidenciado el deseo de vivir dentro del juego normal de las instituciones. Lo contradictorio es que el propio gobierno es el que no ha comprendido la intensidad y magnitud de sus responsabilidades y errores no rectificados, de modo tal que cualquier episodio posterior le sería directamente imputado”. A un mes del golpe, Balbín no defendía incondicionalmente al régimen parlamentario contra una solución reaccionaria dictatorial, sino justificaba anticipadamente el golpe.


El 7 de febrero de 1976, la Ucr dio a conocer un documento que propugnaba la convocatoria de una multisectorial. Según un editorial de La Nación (12/2/76), sin embargo, “no debe esperarse que el partido Radical convoque a una asamblea de dicho carácter sin conocer previamente cuál es a este respecto la respuesta de las FF. AA. a los aspectos implícitamente contenidos en el documento partidario”. El mismo diario informa que “uno de los partidos más gravitantes de la oposición hizo llegar a las FF. AA., para su consideración, una propuesta de la siguiente complejidad: dar por derogadas las enmiendas constitucionales sancionadas en 1972, dictar una nueva ley de acefalía, declarar por el Congreso ‘la inhabilidad de la Sra. de Perón para continuar en el ejercicio de sus funciones’ y elegir por la Asamblea Legislativa Nacional, en acuerdo previo con las FF. AA., un presidente provisional”. Como puede verse la UCR  promovía un golpe ‘constitucional’ bajo la supervisión de las FF. AA.


Contra esta propuesta, el gobierno trabajaba por un golpe ‘bordaberrista’, que mantuviera a Isabelita en la presidencia bajo el tutelaje de los militares. Página 12  refleja esta puja, cuando dice que el 23 de marzo “la reunión de la Multipartidaria… pasó a un cuarto intermedio cuando se anunció que la presidenta estaba a punto de encontrarse con los tres jefes militares. La reflexión de Balbín fue: ‘Espero que de esa negociación no salga un acuerdo que signifique el cierre del Parlamento y la bordaberrización del proceso político’”.


Todas las fracciones políticas burguesas eran cómplices del golpe. El Partido Federal propuso en el Parlamento el juicio político a Isabelita. La Alianza Popular Revolucionaria (PI) fundamentó su oposición al juicio político: “no debemos apresurarnos, ya que el peor de los gobiernos democráticos es mejor que la incertidumbre”.


Todas estas propuestas alternativas de los partidos de la oposición “democrática” tenían el mismo propósito de agotar las salidas intermedias para viabilizar el golpe militar. Balbín declarará el 16 de marzo: “Algunos suponen que yo he venido a dar soluciones, y no las tengo”.


Por eso, la proclama golpista del 24 de marzo del 76 dirá: “Agotadas todas las instancias del mecanismo constitucional, superada la posibilidad de rectificaciones dentro del marco de las instituciones y demostrada, en forma irrefutable, la imposibilidad de recuperación del proceso por sus vías naturales llega a su término una situación que agravia a la Nación y compromete su futuro”.


Página 12 tiene una memoria ‘selectiva’:  olvida la complicidad de la oposición democrática y del PJ con el golpismo. No es casual que se haya dedicado  a reportear a dirigentes del radicalismo (Terragno, Canitrot) y no le haya dado una sola línea a la izquierda revolucionaria que supo luchar contra el golpe.  En el extremo del caradurismo, el ‘historiador’ plantea que es la izquierda la que le hizo ‘el juego’ a los golpistas por organizar la resistencia de los trabajadores contra el gobierno hambreador, terrorista y golpista. “El sector de la oposición que priorice su enfrentamiento con el gobierno, dice,  puede quedar entrampado en los planes golpistas. Paradójicamente esto sucede con algunos sectores del propio justicialismo, de la izquierda y las organizaciones guerrilleras. En contrapartida, aquellos más preocupados por el golpismo corren el riesgo de someterse a las presiones de los grupos más verticalistas de un gobierno desprestigiado… En esta última situación ha quedado apretado el jefe radical Ricardo Balbín…”.


¡Qué memoria la de quienes reclaman memoria! Los ‘más preocupados’ por el golpe pudieron dormir tranquilos en sus camas; la ‘paradójica’ izquierda (¿quién, el Pst y Pc que justificaron el golpe?) fue lanzada al Río de la Plata.


Página 12 no hace historia; la manipula para justificar su apoyo a los De la Rúa o Alvarez, balbines de hoy.