Pertenecía a la Fuerza Aérea y se encargaba de las señalizaciones en la pista y el rescate a los pilotos derribados en la isla.

Cruzó un duro enfrentamiento en Pradera del Ganso y sostuvo que "los altos mandos del Ejército no querían ganar la guerra". Ya que los mandaban a hacer todo lo contrario de lo que se veía que era conveniente.

"La Fuerza Aérea nos trató bien, pero a los chicos del Ejército los torturaban, yo lo vi. No les daban de comer y los mandaban a la muerte segura", relató.

Vio morir a sus compañeros y superiores, pasó por crisis de nervios que no le permitían controlar su cuerpo. Nunca recibió asistencia psicológica, lo cual lo llevó a dejar su trabajo y largarse a caminar por la ruta durante semanas, desde Córdoba hasta Rosario de Santa Fe. Allí fue rescatado por el dueño de un bar, que lo reconoció como ex combatiente. Lo alentó, le dio alimento y lo recuperó físicamente.

Con el tiempo, Rolando se acercó al Partido Obrero y hoy es un activo militante. Fue candidato a intendente de su pueblo y lee permanentemente Prensa Obrera.

"Cada vez que entraban dos o tres aviones Harrier al territorio de las islas, seguro que bajamos uno. Eso seguro y al grito de ‘Viva la Patria’, relató en la entrevista con el periodista Samuel Huerga.

Entre sus reflexiones, señala: "Pero la patria ya estaba entregada al capitalismo hacía rato. Las empresas inglesas operaban en el país, llevándose las ganancias mientras se desarrollaba la guerra de Malvinas. Con esa plata que sacaban de Argentina, luego compraban armas para matarnos. Hoy pasa lo mismo. Eso es el capitalismo, no tiene banderas".

Hoy Rolando se gana la vida con una pequeña empresa privada de transporte, llevando pasajeros desde la ciudad de Colonia Santa Rosa a Salta capital.

Finalizó diciendo: "Hay que solucionar los temas aquí, en el continente, las petroleras británicas se llevan todo y no dejan más de un 3 por ciento de regalías. Eso es una entrega de nuestra soberanía y lo hicieron tanto los gobiernos militares como ahora los democráticos".

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