Aniversarios

12/4/2007|987

Las Tesis de Abril

La posición frente a la guerra


Las Tesis de Abril comienzan con un tajante rechazo a la continuidad de la guerra, que seguía entonces bajo la conducción del gobierno capitalista y con el apoyo de los soviets. Esta era, efectivamente, la cuestión número uno. En febrero, la burguesía le había soltado las manos al zar temiendo que éste propusiera una paz por separado a Alemania para evitar el derrumbe de su propio régimen. La burguesía entendía que la continuidad de la guerra no sólo debía asegurar sus propios intereses, participando con los imperialistas de Francia e Inglaterra en las conquistas derivadas de la derrota del ejército alemán. Serviría también para mantener al ejército zarista y contener el progreso de la propia revolución. Lenin percibió como nadie que el apoyo a la guerra en nombre de la “democracia” equivalía a quebrar el espinazo de la revolución. Era la negación de toda la política del bolchevismo contra el socialpatriotismo y la degeneración de la II Internacional, que se había pasado precisamente al campo “nacional” de sus propias burguesías imperialista 2 . La primeras líneas de las Tesis, entonces, vuelven al punto: “la guerra, bajo el nuevo gobierno (burgués) sigue siendo una guerra imperialista de rapiña (y) no debe tolerarse ni la más insignificante concesión al ‘defensismo revolucionario’…” 3 .


Lenin interpelaba así, de entrada, no sólo a la mayoría menchevique y populista, es decir, a los centroizquierdistas que dirigían el Soviet de Petrogrado sino a los propios bolcheviques, que cotidianamente realizaban esa “concesión intolerable” al “defensismo revolucionario”. Lenin se preocupa inmediatamente de explicar que “el proletariado consciente sólo puede dar su asentimiento a una guerra revolucionaria que justifique real y verdaderamente el defensismo revolucionario si se dan las siguientes condiciones; a) que el poder pase a manos del proletariado y de los campesinos pobres, aliados del proletariado; b) que se renuncie de hecho y no de palabra a todas las anexiones; c) que se rompa realmente y de un modo absoluto con todos los intereses del capital” 4 . Las definiciones de las Tesis son tan nítidas como brutales.


La posición frente al Gobierno Provisional


La segunda tesis vuelve a machacar el enérgico rechazo a la política del Soviet de sostenimiento al Gobierno Provisional. Lenin rechazó cualquier apoyo a este gobierno de monarquistas, capitalistas y terratenientes desde las primeras noticias de la Revolución de Febrero 5.


La “peculiaridad” de la situación, insiste Lenin, consiste en “el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia y organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de los campesinos pobres” 6 . Para Lenin, la revolución debería haber llevado al poder, de manera directa, a los obreros apoyados por los campesinos; es decir, debería haber llevado de manera directa a la dictadura del proletariado. Si esto no fue así fue por las limitaciones políticas propias del proletariado —“carecer del grado necesario de conciencia y organización”. Las Tesis de Abril plantean una clarificación de la situación emergente de Febrero, una delimitación política respecto de los centroizquierdistas, un programa y una táctica para ayudar a la clase obrera a superar esas limitaciones políticas, y así abrir el camino a la lucha por un gobierno obrero y campesino.


Lenin concluye en la tercera tesis: “Ni el menor apoyo al Gobierno Provisional; demostrar la falsedad absoluta de todas sus promesas, principalmente de la renuncia a las anexiones (otra vez la cuestión de la guerra)” 7 . Y nuevo dardo contra los “viejos bolcheviques”: “en vez de ‘exigir’ que la guerra deje de ser imperialista, cosa inadmisible y que no hace más que despertar ilusiones (…) desenmascarar a este gobierno, que es un gobierno capitalista” 8.


“Explicar pacientemente”


Un mismo hilo conductor recorre las tres primeras tesis, tanto en la cuestión de la guerra como en la caracterización de la entrega del gobierno a la burguesía por parte de los soviets. Es el reconocimiento de que tanto la confiscación del poder por los representantes del capitalismo como la continuidad de la guerra se concretan sin ninguna coacción, sin “violencia contra las masas”; la burguesía no apela a la fuerza para continuar la guerra, sino que se aprovecha de las ilusiones democráticas de las masas. En estas condiciones, también, el pasaje de la primera a la segunda etapa de la revolución se “caracteriza por un máximo de legalidad —Rusia es actualmente el más libre de todos los países beligerantes—” 9.


Esta “peculiaridad”, explica Lenin, es la consecuencia de “la confianza inconsciente de las masas en el gobierno de los capitalistas, los peores enemigos de la paz y el socialismo” 10 . Y agrega: “esta peculiaridad exige de nosotros capacidad para adaptarnos a las condiciones específicas de la labor del partido entre masas extraordinariamente inmensas del proletariado, que acaban de despertar a la vida política” 11 . Lenin determina la táctica de su partido a partir de la comprensión de las condiciones concretas (contradictorias) en que se desarrollan la revolución y la conciencia de las masas. Tiene en cuenta incluso la necesidad de distinguir cuidadosamente la política guerrerista de la burguesía de “la indudable buena fe de grandes capas de partidarios del defensismo revolucionario (…) engañadas por la burguesía (y) que admiten la guerra únicamente como una necesidad impuesta y no para fines de conquista” 12.


Lenin parte, en la cuarta tesis, de “reconocer que en la mayor parte de los soviets de diputados obreros, nuestro partido está en minoría y, por el momento, en una minoría débil, frente al bloque de todos los elementos pequeñoburgueses y oportunistas, sometidos a la influencia de la burguesía y que llevan dicha influencia al seno del proletariado” 13 . En tal situación, la tarea clave que corresponde desenvolver consiste “no sólo en explicar a las masas que los soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario”, sino que, por esa razón, “mientras este gobierno se someta a la influencia de la burguesía, nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo paciente, sistemático, tenaz y adaptado especialmente a las necesidades de las masas” 14 . Y no suelta el hueso: “mientras estemos en minoría, desarrollaremos una labor de crítica y esclarecimiento de los errores, propugnando, al mismo tiempo, la necesidad de que todo el poder del Estado pase a los soviets de diputados obreros, para que, sobre la base de la experiencia, las masas se desprendan de sus errores” 15.


El planteo de Lenin de “explicar pacientemente” ha sido usado, abundantemente, para justificar el puro propagandismo, opuesto a la acción directa y a la organización política independiente del proletariado. Se trata de una completa desnaturalización. En Lenin, la fórmula de “explicar pacientemente” surge de las peculiares condiciones creadas por la Revolución de Febrero, en la que el Estado ha perdido la mayor parte de su poder de coacción, en que las masas se encuentran armadas, pero en la que el proletariado no había tomado el poder por falta del “grado necesario de conciencia y organización”. Lenin comprendió que mientras el proletariado confiara en los centroizquierdistas que habían entregado el poder a la burguesía, ninguna reivindicación, por sí misma, era capaz de impulsar la revolución hacia adelante. El paso de la primera a la segunda revolución, que debería llevar al proletariado al poder, sólo podía ser el resultado de un giro en la conciencia política de la clase obrera (y, en consecuencia, de su organización).


Dicho de otro modo: la Revolución de Febrero había destruido casi hasta sus cimientos el Estado zarista; no había una fuerza material burguesa de represión contra el proletariado. Por otro lado, el entramado de los soviets, con la elección y revocación de mandatos, permitiría un cambio en la composición de sus direcciones (primero en los más ligados a las masas, de barrio o de distrito; luego en los superiores —provinciales— y, finalmente, el soviet panruso), que registrara, de una manera directa, ese giro en la conciencia política de las masas. Es sólo en el cuadro de estas condiciones excepcionales que Lenin señala que la tarea de los bolcheviques consiste en “explicar pacientemente”. Como escribiría en un folleto redactado inmediatamente después de las Tesis de Abril, esa es la “peculiar naturaleza de las tácticas que se derivan (…) de la peculiar naturaleza del doble poder…” 16.


Las nuevas formas de poder


Lenin tomaba en cuenta, de un modo concreto, la naturaleza particular de los soviets como órganos “nuevos” y “originales” de un poder que podía reemplazar a las instituciones pseudorepresentativas del Estado burgués. Mientras estas últimas estaban diseñadas especialmente para asegurar el dominio de la burguesía y emancipar a los “representantes” del control popular, los soviets, al revés, actuaban bajo la presión directa de las masas movilizadas y podían destituir y renovar a los diputados obreros. De hecho, la composición de los soviets cambiará vertiginosamente en el período febrero-octubre. Un tema obsesivo de Lenin en todo este tiempo es poner de relieve que en esa renovación interna de los soviets. En esa suerte de plasticidad, que podía adaptarlos a la propia marcha de la revolución, se concretaba una de las características más importantes de un poder nuevo, de un “Estado nuevo”, que debía sustituir a las viejas formas del Estado capitalista y que es lo que ya Marx había observado en el primer gobierno obrero de la historia, la Comuna de París en 1871.


Otra de las características de este “Estado nuevo del tipo de la Comuna” es el reemplazo de una fuerza armada especial por el armamento del pueblo. Lenin hace especial hincapié en la necesidad de desarrollar, fortalecer y extender la milicia obrera. No sólo como una forma de prevenir el retorno de la vieja y odiada policía; la nueva milicia obrera, además, debía “conjugar funciones militares con funciones generales del Estado y con el control de la producción social y la distribución” 17.


Una lógica implacable guía el planteamiento de Lenin en las Tesis de Abril, que continúan, en el quinto punto: “No a una república parlamentaria —volver a ella desde los soviets de diputados obreros sería dar un paso atrás— sino una república de los soviets de diputados obreros y campesinos en todo el país, de abajo arriba. Supresión de la policía, del ejército y de la burocracia (es decir, sustitución del ejército permanente por el pueblo en armas, aclara el propio Lenin en nota de pie de página). La remuneración de los funcionarios, todos ellos elegibles y removibles en cualquier momento, no deberá exceder el salario medio de un obrero calificado”.


En las Tesis de Abril, Lenin presenta como programa práctico de acción inmediata, un compendio resumido del célebre El Estado y la Revolución, la obra que redactaría en las vísperas mismas de la Revolución de Octubre.


1. V. I. Lenin, Las Tesis de Abril.


2. Ver “El derrotismo revolucionario” y la “Guerra y el método de Lenin”, en Prensa Obrera N° 980.


3. V. I. Lenin, Las Tesis de Abril.


4. V. I. Lenin, Las Tesis de Abril.


5. Ver V. I. Lenin, Cartas desde Lejos.


6. V. I. Lenin, Las Tesis de Abril (diferenciado nuestro).


7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15. V. I. Lenin, Las Tesis de Abril.


16. V. I. Lenin, “Las tareas del proletariado en nuestra revolución” (Proyecto de plataforma del partido proletario).


17. Ver V. I. Lenin, Cartas desde Lejos.