Aniversarios

27/5/2007|993

Rabotnitsa, el periódico de la mujer trabajadora


Antes de que se declarara la guerra en 1914, tanto los bolcheviques como los mencheviques publicaron periódicos dirigidos a las trabajadoras, en un esfuerzo por acercarlas a las posiciones socialistas. La prensa menchevique La Voz de la Mujer Trabajadora duró sólo dos números; la prensa bolchevique La Mujer Trabajadora (Rabotnitsa) sobrevivió siete ediciones. De éstas, tres fueron confiscadas por la policía y en junio de 1914 Rabotnitsa fue definitivamente prohibido como represalia por la oposición bolchevique a la guerra imperialista.


 


En mayo de 1917, Rabotnitsa volvió a la calle, con el apoyo decidido de Lenin y a instancias de las bolcheviques que militaban entre las obreras y las mujeres de soldados. Desde entonces, el periódico ocupó un papel importante en el fortalecimiento de la influencia del partido, en la politización de las trabajadoras, y se convirtió por sí mismo en un centro de organización. La redacción realizó un extenso trabajo de agitación entre las mujeres y fue sede de las reuniones con esposas de soldados y trabajadoras.


 


Participaban de la redacción bolcheviques de larga data como Krupskaia, Armand, Stahl, Kollontai Eliazarova, Kudelli, Samoilova y Nikoiayeva, pero también se incluyeron militantes recientes, la mayoría jóvenes obreras recién alfabetizadas. Una amplia red de corresponsales (fabriles, barriales y de esposas de soldados) se reunía semanalmente para evaluar el trabajo. Rabotnitsa no sólo Cumplió una fundón educativa entre las obreras; también fue un vehículo para combatir los prejuicios contra las trabajadoras dentro de la dase obrera y el partido.


 


Rabotnitsa trataba las cuestiones políticas generales en lenguaje sencillo, demostró el vínculo entre los problemas ‘doméstico’ (escasez de alimento y combustible) y la guerra y enfatizó en las reivindicaciones “especificas” (guarderías, beneficios maternales, legislación protectora del trabajo). Informaba detalladamente cómo eran organizadas las huelgas y manifestaciones, qué exigían y cuál era la respuesta de los patrones y del gobierno. En el correo de lectores abundan cartas anónimas ("una costurera") que denuncian el despotismo de los patrones y la complicidad del gobierno. “El cuadro que emerge es de una implicación cada vez mayor de las obreras en huelgas y acciones callejeras”, dicen McDermid y Hillyar.


 


El periódico se sostenía con el aporte de las lectoras. La conductora de tranvía, Rodionova donaba tres jornales para ayudar a editarlo y se ocupó de juntar el dinero en los locales del partido, distribuir el periódico y los volantes. En una reunión se reunieron 800 rublos. Pronto la invitaron a que escribiera; aunque había aprendido a leer después de Febrero, ‘sus notas describen agudamente las condiciones de vida de las obreras".


 


Después de la represión de julio, la redacción de Pravda fue requisada y Rabotnitsa fue la única publicación del Partido Bolchevique que no cayó en poder de la policía. Cuando entraron a la redacción la encontraron vacía Las obreras habían trasladado sigilosamente el diario a las fábricas durante la noche.