Aniversarios

27/6/1996|500

Según Julio Antonio Mella

Exiliado por la dictadura de Machado, fue un activo militante en México.


En 1927, fue propuesto para integrar la Internacional Sindical Roja, pero no pudo hacerlo por las intrigas del stalinista Victorio Codovilla (luego dirigente del PC argentino). En 1928, el stalino suizo Stirner pidió su expulsión del movimiento comunista. Mella libró una fuerte lucha contra el nacionalista peruano Haya de la Torre, a quien el stalinismo presentaba como el prototipo del revolucionario latinoamericano. En 1929, fue asesinado por órdenes de Manuilsky, brazo derecho de Stalin en la internacional stalinista. Se presupone que el asesino fue el pistolero stalinista Vittorio Vitale, acusado de participar en el asesinato de Andrés Nin, dirigente del POUM español.


En su exilio mejicano, Mella fue el principal animador del periódico del PC: “El Machete”. Mella pretendía transformarlo en un periódico obrero, convirtiendo a cada trabajador consciente en un activo protagonista. En 1927, publicó  en sucesivas ediciones un cursillo para que los trabajadores se transformaran en periodistas y corresponsales. En aquel entonces se estaban “imprimiendo y distribuyendo estratégicamente 7.000 ejemplares”.


Reproducimos el comienzo de esta serie de Mella que —a casi 70 años— aún debe ser tenido en cuenta para hacer una “Prensa Obrera” de masas en nuestro país.


I. ¡¡Un paso más!! (1)


Podemos decir sin jactancia alguna que El Machete es el periódico proletario de México que más corresponsales tiene. La gran campaña iniciada desde hace meses ha dado sus resultados. Pero ahora hay algo más que hacer. Los corresponsales de nuestro semanario van a tomar un curso libre a través  de estas columnas para perfeccionarse. Vamos a convertir a cada camarada en un corresponsal que no tenga nada que envidiarle a los corresponsales de la prensa diaria burguesa. Todos los secretos del periodismo, todas las recomendaciones, toda la experiencia de los corresponsales de otros diarios del mundo, van a desfilar por estas columnas para el perfeccionamiento de los compañeros que escriben.


La conquista de los corresponsales obreros y campesinos ha sido una sólida viga de hierro en el edificio de la revolución social que estamos construyendo por medio de nuestras columnas y del Partido Comunista. Ahora, el perfeccionamiento de estos corresponsales, su educación y preparación como periodistas será, para continuar con el símil anterior, una magnífica y útil decoración a este mismo edificio.


¡Un paso más!, compañeros, un paso más hacia la conquista de nuestro ideal: la República Socialista de Obreros y Campesinos de México.


Así, paso a paso, llegaremos.


II. Brevedad y concisión: dos virtudes fundamentales del periodista (2)


¿Qué significa ser breve y conciso? No decir una palabra más ni menos de lo que es necesario y expresar cada idea con el minimum de palabras.


La brevedad es una virtud fundamental, porque el periódico de los proletarios lo forman unas cuantas hojas que deben recoger todas las palpitaciones de la vida mundial que tengan interés para la clase trabajadora. Si usted no es breve roba espacio, impide que se puedan poner otras noticias tan interesantes o más que la suya. No ser conciso, es decir, escribir más de lo necesario, constituye también una grave falta en un periodista. El periódico semanal o diario es una conquista de la vida moderna. Y, en esta época de grandes industrias, de vuelos transatlánticos en menos de 40 horas, todo el que vive de veras, vive algo rápidamente. Por lo tanto, si usted, querido corresponsal, escribe algo más de lo necesario, no va a conseguir que su trabajo sea leído por todos, lo  que debe ser aspiración de un buen periodista.


III. La unidad (3)


¿Cómo ser breve y conciso, sin dejar de expresar lo necesario? Vamos a intentar decir de qué manera.


Cada artículo, información o crónica debe tener una sola idea central.


Esta idea central debe guiar al escritor durante todo el desarrollo del trabajo. Debe cuidar que nuevas ideas —“ideas parásitas”— no vengan a su mente y sean como hongos u otras plantas alrededor de un grueso tronco. Así se tendrá ganada la concisión. Nada, fuera de lo necesario para explicar la idea central, ocupará lugar. Es útil recomendar que los artículos se escriban dos veces siempre. Primero, un borrador. Una vez terminado éste, debe corregirse bajo los siguientes aspectos: de acuerdo con lo expuesto, para ver si es breve y conciso; todo lo superfluo debe quitarse. Una segunda revisión, de lo que reste, será para aclarar bien los términos y palabras; se verá, antes que nada, si cada palabra indica lo que el escritor tenía en mente. Una buena manera de hacer este trabajo de análisis es “olvidar” lo escrito y ponerse en la disposición de un lector que va a conocer lo que hemos escrito. De esta manera se podrá dar cuenta todo corresponsal el efecto que va a causar en sus lectores lo escrito.