Aniversarios

15/11/2018|1528

Trotskismo y stalinismo en la revolución vietnamita de 1945 (IV)

Cuarta parte

En los trabajos anteriores exploramos el proceso revolucionario que se desató en Vietnam luego de la rendición de Japón en agosto de 1945[1]. Durante la revolución de agosto y los levantamientos de septiembre, las masas vietnamitas ocuparon tierras, fábricas y talleres, formaron organismos cuasi-soviéticos en diversas regiones y se lanzaron a una lucha por la independencia nacional con la clase obrera y el campesinado pobre a la vanguardia.

En esta última nota de la serie abordamos las repercusiones de esta revolución en el movimiento trotskista internacional y en la dirección de la Cuarta Internacional.

Resolución del Comité Ejecutivo Internacional (abril 1947)

Un examen de los principales periódicos trotskistas (The Militant -del SWP de Estados Unidos-, La Vérité, del PCI de Francia, y otros) entre 1945 y 1946, en el contexto de posguerra, demuestra la desconexión y falta de información que tenían los principales centros de la Cuarta Internacional con varias de sus secciones. Los artículos sobre Indochina, se basaban en crónicas y reportes de las agencias de prensa. Aún confusamente y con errores, muchos de estos informes periodísticos daban cuenta de la presencia activa del trotskismo[2].

Al mismo tiempo, dando muestras de solidaridad internacionalista, en las metrópolis los trotskistas organizaban movilizaciones y mitines contra la agresión imperialista y en favor de la independencia vietnamita. El stalinismo y la socialdemocracia, en cambio, llevaban adelante una política abiertamente contrarrevolucionaria. En los acuerdos con el imperialismo, Stalin se había comprometido a no impulsar ninguna revolución en Asia y a favorecer la restauración colonial en la región y el triunfo del nacionalismo burgués en China. En Francia, el Partido Comunista (PCF) formaba parte del gobierno de coalición del general Charles de Gaulle y apoyó en forma activa la reconstrucción del imperio con sus diputados votando los créditos de guerra para enviar tropas a Indochina.

En abril de 1947, el Comité Ejecutivo Internacional (CEI) de la Cuarta Internacional emitió una resolución contra la guerra de Indochina en el que destacaba que “los militantes trotskistas de Indochina están a la vanguardia de la lucha nacional y social de la emancipación de las masas indochinas” y que desde el comienzo de la revolución había sido atacada “por las manos criminales de la GPU de Stalin”[3]. Entre febrero y marzo de 1948, The Militant, publicó a lo largo de cinco números el extenso trabajo de Lữ Sanh Hạnh (difundido unos meses antes en la edición francesa de Quatrième Internationale) y que detallaba el rol de los trotskistas de la LCI y la represión del stalinismo.

Segundo Congreso (abril 1948)

La posición del CEI de 1947 y la publicación del trabajo de Lữ Sanh Hạnh contrastaron en forma muy clara con la resolución sobre “La lucha de los pueblos coloniales y la revolución mundial” del Segundo Congreso de la Cuarta Internacional de abril de 1948[4].

La extensa resolución no sólo no mencionó, en sus más de 90 mil espacios, el destacado papel de los trotskistas vietnamitas en 1945 sino que igualó los procesos revolucionarios de Vietnam con los de Indonesia: “En estos países, las luchas se movieron no sólo en el camino de la liberación del imperialismo, sino también y, sobre todo, en el camino hacia el poder (…). En Vietnam e Indonesia, la luchas de masas contra el imperialismo se desarrollaron rápidamente y se elevó con tremenda energía al plano de lucha por el poder estatal y, de hecho, durante un período, el poder fue en realidad arrancado de las garras de Francia y Holanda y fue sostenido por las fuerzas nacionalistas”.

Sin embargo, los procesos revolucionarios de Indonesia y Vietnam, a pesar de ser simultáneas, fueron bien diferentes. Al equipararlos se ocultaban las características propias de cada uno y el rol diferente de las fuerzas políticas y sociales intervinientes. En Indonesia, el poder había sido alcanzado por el Partido Nacionalista de Sukarno, con la hostilidad del stalinismo y no hubo una participación destacada de los trotskistas (no habían logrado formar un partido propio[5]).

En Vietnam, en cambio, la dinámica fue la opuesta: el poder fue tomado por un frente encabezado por el stalinismo que buscó acordar una salida con el imperialismo aliado (incluso el francés). Con fuerte protagonismo de los grupos trotskistas, el proletariado y gran parte del pueblo vietnamita (incluidos sectores nacionalistas que rechazaron el acuerdo con Francia) se levantaron contra el imperialismo, primero en agosto y luego frente a la invasión británica de septiembre que anticipaba la recolonización francesa. El Partido Comunista Indochino y el Việt Minh de Hồ Chí Minh, que encabezaron la coalición que proclamó la República Democrática de Vietnam (RDV), buscaron contener la revolución social, garantizar la propiedad de terratenientes y burgueses, reconstruir el Estado burgués y desarmar a las masas. Simultáneamente, organizaron la represión y asesinato de los luchadores. Complementando la represión imperialista, los principales dirigentes y militantes trotskistas fueron liquidados por grupos de tareas y sicarios organizados por el Việt Minh.

La resolución caracterizaba que lo que impidió el triunfo fue “la ausencia de un partido genuinamente revolucionario”. Esto podría valer para Indonesia, donde no existía una organización de la Cuarta Internacional, pero de ninguna manera para Vietnam. En pocos lugares, las banderas de la Cuarta Internacional, aún en minoría, disputaron la dirección de un movimiento revolucionario como en Saigón en agosto-setiembre de 1945. Más allá de sus diferencias políticas, las dos organizaciones trotskistas (La Lutte y la LCI) fueron una referencia, preservaron su independencia política frente al nacionalismo y el stalinismo, y lucharon consecuentemente contra el imperialismo. Los dirigentes trotskistas eran tribunos políticos respetados y reconocidos por su trayectoria en la lucha sindical y político-electoral, editaban periódicos de gran tiraje y frecuencia y habían extendido un trabajo político más allá de Saigón (incluso sobre la comunidad obrera vietnamita en Francia). Durante la revolución, ambas organizaciones jugaron un papel de primer orden en las movilizaciones, en la organización del movimiento obrero, campesino y minero, así como en la formación de milicias para repeler la invasión imperialista británico-francesa.

No haber hecho mención a ello detrás de una generalidad como “ausencia de un partido revolucionario” fue algo más que un ninguneo. Se pasaba por alto la necesidad de un balance y análisis de la intervención de las organizaciones de la Cuarta, de sus debilidades y fortalezas, de sus errores y aciertos, y en especial se ocultaba el rol contrarrevolucionario y liquidador del stalinismo.

En un curso de 1955 (editado como folleto), Pierre Frank, dirigente francés de la Cuarta Internacional, excusaba a la resolución indicando que tenía imprecisiones y lagunas porque se produjo en medio de las dificultades de una situación compleja y de la falta de información sobre lo que sucedía en las colonias6. Sin embargo, como vimos, para 1948, ya había documentos, resoluciones y testimonios de sobrevivientes (tanto de La Lutte como de la LCI) que daban cuenta de lo sucedido en Vietnam y se publicaban en los periódicos y revistas. El texto de Frank, de paso, tampoco reparaba ninguna de las imprecisiones ni lagunas sobre lo ocurrido en Vietnam.

¿Cómo interpretar entonces el viraje entre abril de 1947 y 1948? ¿Podría ser considerado un anticipo del seguidismo al stalinismo impuesto posteriormente bajo el liderazgo de Michel Pablo? Hacia 1948, todavía estaba lejana la escisión entre “pablistas” y “antipablistas” que se dará unos años más tarde.

(Queda para futuros análisis la conducta de los trotskistas chinos durante la revolución de 1949 y la represión que cargó sobre ellos el régimen de Mao Tse Tung. Si bien es correcto señalar que Mao, a diferencia de Hồ Chí Minh, desoyó a Stalin y expulsó al Kuomintang del gobierno, su conducta hacia los trotskistas también fue la represión.)

Historia oficial

La historia sobre la revolución vietnamita (en especial de izquierda), en general, ha silenciado, tanto el papel llevado adelante por las organizaciones de la Cuarta Internacional como el rol contrarrevolucionario de Hồ Chí Minh. Esas omisiones y silencios aparecen en los textos de la “historia oficial” de las corrientes de la Cuarta Internacional.

La historia de la IV Internacional, del dirigente del Secretariado Unificado (SU) Pierre Frank (1968), no tiene una palabra sobre la revolución vietnamita (tampoco sobre la revolución boliviana de 1952). Dos revoluciones donde los trotskistas tuvieron el mayor protagonismo con partidos enraizados en las masas obreras. En el caso vietnamita -según los registros- con posiciones independientes y revolucionarias. No fue casualidad. Si en los ’40 y ’50 hubo seguidismo al stalinismo, en las décadas del ’60 y ’70 el SU abrazó abiertamente la causa del foquismo. Hồ Chí Minh era (junto al Che Guevara) una figura emblemática y en las marchas del SU se coreaba su nombre.

En la década del ’90, un historiador del SU, el canadiense François Moreau, denuncia la represión a los trotskistas vietnamitas y el asesinato de Tạ Thu Thâu[7]. La misma fue retomada en el número 430-431 de Imprecor (publicación del SU) de fines de 1998, en una edición homenaje a la Cuarta. Para entonces, el SU había abandonado el foquismo, abrazado el democratismo y era partidario de los partidos amplios y plurales.

Pero, como señala Simon Pirani[8], uno de los pioneros en el estudio de  la IV Internacional y Vietnam, tampoco se analizó el rol del trotskismo en Vietnam en los folletos de la llamada corriente “lambertista” (más allá de la referencia del asesinato de Tạ Thu Thâu y otros) ni de la mayoría de las corrientes internacionales[7]. Los primeros trabajos y estudios históricos sobre el trotskismo vietnamita aparecieron en la década del ’80 y el ’90 cuando comenzaron a publicarse trabajos como los de Ngô Văn Xuyết, uno de los vietnamitas sobrevivientes, que buscaban reconstruir esa carencia.

Una corriente que no elabora su trayectoria, en especial en las revoluciones en las que participaron sus secciones, está seriamente comprometida.



1. Ver Prensa Obrera números 1524, 1525 y 1527.

2. A modo de ejemplo, ver los artículos en The Militant, “La revuelta indochina contra el control francés” de Joseph Hansen (22/09/45) y “Luchadores trotskistas en la vanguardia de la lucha por la liberación de Indochina”, de Robert Brichman (1/12/45), disponibles en https://www.marxists.org/history/etol/newspape/themilitant/1945/

3. “Contra la guerra de Indochina” (1947, abril), resolución del CEI, Fourth International Vol. 8, N° 6, disponible en https://bit.ly/2PEhF2c. En junio de 1947, Natalia Sedova, viuda de Trotsky, Bejamín Peret y Grandizo Muniz habían suscrito un documento (“La Cuarta Internacional en peligro”) crítico a la dirección que señalaba “por mucho tiempo se ha olvidado apoyar a nuestra sección (en Indochina), e incluso preguntar quién ha asesinado a Tạ Thu Thâu para apoyar, sin una crítica rigurosa, al gobierno estalinista de Ho Chi Minh, tan calurosamente acogido por The Militant y La Vérité”.

4. “La lucha de los pueblos coloniales y la revolución mundial”, disponible en https://bit.ly/2yOEir5

5. Alexander, R. (1991): International trotskism (1929-1985). Duke University Press.

6. Frank, P. (1955): “La revolución colonial después de la Segunda Guerra Mundial, disponible en: http://www.association-radar.org/article97.html

7. Moreau, F. (1993): Combats et débats de la Quatrième Internationale. Québec: Vents d’ouest

8. Pirani, S. (1990): “La Cuarta Internacional en Vietnam. ¿Por qué estudiarla y qué leer?”. Revolutionary History, Vol. 3 N° 2, disponible en: https://bit.ly/2OrxhBy