Una nueva etapa histórica para el movimiento obrero mundial


“La guerra de 1914/15 marca un viraje tan grande en la historia, que la actitud hacia el oportunismo no puede seguir siendo la de antes. Es imposible no dar por ocurrido lo que pasó; imposible borrar de la conciencia de los obreros, de la experiencia de la burguesía ni de las conquistas políticas de nuestra época, en general, el hecho de que los oportunistas, en una etapa de crisis, constituyeron el núcleo principal de los elementos que, en los partidos obreros, se pusieron del lado de la burguesía. Antes de la guerra, el oportunismo —hablando en una escala general europea— se encontraba, por así decirlo, en su juventud. Con la guerra ha llegado definitivamente a la edad viril y ya no es posible devolverle su ‘inocencia’ y su juventud. Ha madurado una capa social íntegra de parlamentarios, de periodistas, de funcionarios del movimiento obrero, de empleados privilegiados y de ciertas capas intermedias del proletariado, que se han amalgamado con su burguesía nacional (…) No es posible volver atrás o detener la rueda de la historia (…) En Europa, el socialismo ha rebasado la etapa relativamente pacífica y limitada de los estrechos marcos nacionales. Con la guerra de 1914/15 entró en la etapa de las acciones revolucionarias (…) Se puede y se debe marchar adelante sin temor, pasar de las organizaciones preparatorias, legales, de la clase obrera, que son prisioneras del oportunismo, a las organizaciones revolucionarias, que saben no limitarse a su legalidad, y son capaces de protegerse de la traición del oportunismo; a las organizaciones del proletariado que inicia la ‘lucha por el poder’, la lucha por el derrocamiento de la burguesía”.