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22/8/2006|507

Conspiran contra las indemnizaciones por despido, los convenios colectivos y el seguro al desempleo

“A este paquete le falta algo que se va a hacer dentro de poco y son medidas estructurales y las van a tomar los ministerios de Economía y Trabajo. Uno de los asesores —Carola Pessino— está trabajando muy duramente con Trabajo y son cosas muy excitantes las que están haciendo” (Clarín,18/8/96).



¿Qué cosas ‘excitan’ tanto  a Guillermo Calvo?, el asesor de Roque Fernández que hizo esas declaraciones.



Una pista de lo que podría ser ese ‘afrodisíaco’ la dio  a El Economista  el ‘negrero’ Osvaldo Giordano, secretario de Empleo, quien está elaborando con la Carola Pessino esos “excitantes” planes.  En un reportaje (16/8), Giordano dijo que “hay que revisar el esquema de indemnizaciones, que es oneroso, sobre todo al inicio de la relación laboral…”, así como también “la negociación colectiva y lo que se denomina régimen de extinción del vínculo laboral, donde juegan la indemnización por despido, las modalidades temporales y el seguro de desempleo. Todos estos campos están en crisis y además están superpuestos mutuamente”.



Es decir que hay una estrategia para eliminar los convenios, el pago de la indemnización por parte de la patronal y el seguro de desempleo. “Evidentemente, tenemos que meter en la licuadora estas tres cosas y llegar a una solución”, dijo Giordano para no dejar ninguna duda. 



Se pretende que las patronales puedan imponer el salario y las condiciones de trabajo al margen del convenio colectivo del gremio, en forma individual. De esta manera, el convenio desaparecería por completo. Por ejemplo, se podrían establecer jornales más bajos al del convenio oficial, menos días de vacaciones, horarios de trabajo de 10 o 12 horas… Esto ya sucede en los casos de Fiat, General Motors y Toyota; también en la UOM, Alimentación, bancarios, por medio de las cláusulas de productividad, y donde rige el estatuto laboral para las Pymes, o sea en fábricas de hasta 200 trabajadores.



Las patronales quieren llevar ahora este proceso hasta el final, reemplazando la negociación colectiva por la individual, lo que dejaría relegado al sindicato a una oficina de abogados, algo que sucede en la mayoría de los gremios.



En el caso de las indemnizaciones, se quiere que  el trabajador  financie su propio despido mediante aportes sobre su sueldo, acumulando un fondo que manejarían las AFJP. Podría ser despedido, de este modo, en cualquier momento, sin ningún costo para la patronal, como sucede en los contratos llamados temporales o durante el período de prueba. Mientras está despedido, cobraría una parte del fondo formado con una parte de su propio salario, con lo que también se elimina el seguro de desempleo. 



Según Giordano, el seguro de desempleo incentivaría al trabajador a no buscar trabajo, para seguir cobrando el seguro, como si la desocupación fuera la consecuencia del seguro y no su causa. Para la clase obrera,  el seguro de desempleo no solamente debe garantizar su mantenimiento y el de su familia —por eso debe ser igual al 80% del salario en actividad y no de 150 a 300 pesos, como paga el Ministerio de Trabajo—, sino evitar que la masa de desocupados esté dispuesta a desplazar al obrero ocupado a cambio de salarios ridículos.



Finalmente, el otro gran objetivo patronal es eliminar los aportes patronales, y que la jubilación, el PAMI, el salario familiar, se financien con más impuestos al consumo, que pagarán los trabajadores. Para eso se propone subir la



Todo esto no es más que un “plan de guerra” contra los trabajadores. También explica la ‘excitación’ de Guillermo Calvo y del secretario de Industria, el duhaldista Alieto Guadagni (el cual, en una reunión reciente con la Unión Industrial, dijo que había que eliminar las “distorsiones del mercado laboral”). Duhaldistas y ‘monetaristas’ están unidos en este objetivo.



Gerardo Martínez conoce todo esto muy bien. Sin embargo, ‘sus’ diputados ‘gremiales’ aprobaron el proyecto de ley que legaliza, con modificaciones hasta los sueldos de 1.500 pesos,  el corte de los salarios familiares. Con toda seguridad, están negociando los próximos proyectos de convenios y de indemnización. Para la burocracia, la concreción o no del paro depende del hueso que le tiren.



Para el movimiento obrero, el paro de 36 horas está más vigente que nunca. Porque a las reivindicaciones del salario familiar, del ticket canasta, del salario y las jubilaciones, se suma la lucha contra el “plan de guerra” que tienen en carpeta. 



Aquí se aplica como nunca el refrán que dice: “Quien pega primero, pega dos veces”.