– ¿Cómo fue el despido de YPF?

– Nos llegó el telegrama en 1992, a horas de que la Junta Electoral del Supe (sindicato petrolero) oficializara la lista, que encabezábamos con César Rainieri (del PO). El candidato de la Celeste (burocracia sindical de Ibáñez) era Cuellar. Ahora quiere desalojar al Centro de Jubilados de YPF del edificio que le regaló Cassia (burócrata aún en actividad).

– ¿Qué reacción hubo contra la privatización de YPF?

– Formamos un concejo asesor en 1991, con trabajadores del departamento de San Martín, dábamos charlas. Hicimos marchas y cuando vinieron los funcionarios para privatizar, nos convocamos en el aeropuerto. Los delegados dentro del avión tenían micrófonos para que todos escucharan, mientras afuera movían el avión.

– ¿Y luego de las privatizaciones?

– No hicieron inversiones y creció la desocupación. Romero gobernó para las privatizadas. En 1996 fundamos la Unión de Trabajadores Desocupados, con mayoría de ypefianos. Nos metieron varias veces presos. En las puebladas de 2000, la gendarmería asesinó a Justiniano y Gómez, ambos hijos de ypefianos. Romero es responsable de estos asesinatos, comparables con el crimen de Pedraza. La causa está archivada.

– ¿Actualmente?

– La Pluspetrol transfirió todo y se va al sur, no hay laburo. Uno de los Urtubey es asesor de la Panamerican. Disponen de la cuenca de agua potable que dejó YPF. Urtubey sacó un préstamo por 900 millones de pesos, con el respaldo de las regalías, para el fondo de reparación histórica, pero no hubo ni un peso para las obras. Luego de la sesión del Consejo Deliberante convocada por Olmedo, concejal del PO, en repudio al pago a Repsol, los ex trabajadores de YPF hicimos 4000 volantes.

– ¿Qué conclusiones y resoluciones adoptaron en la reunión?

– En 22 años de esperanzas en el gobierno, no se logró cobrar. Con la coordinadora se puede luchar nacionalmente por nuestra deuda y el patrimonio nacional. Es una lucha política. Se resolvió ver a los diputados y senadores salteños para que voten las leyes, concentrarnos los martes en la plaza y participar en el Congreso (del movimiento obrero y la izquierda) del 8 de noviembre. Esperamos que se logre un plan de acción, una brújula. Hoy tenemos diputados como Pablo López. Para que la renta petrolera pase a jugar en beneficio de todos, debe estar en manos del pueblo trabajador. Esa sí sería una verdadera distribución equitativa de la riqueza.