A 20 años de la caída del Muro, nada que festejar

Los voceros del capital y sus acólitos de la centroizquierda e incluso de la izquierda, anunciaron con la caída del Muro de Berlín el “fin del socialismo real” y el triunfo de la democracia.

La restauración del capital fue advertida por Trotsky a fines de la década del ’20. No fue un pronóstico azaroso sino que partió del análisis meticuloso de la burocracia, una casta parasitaria que avanzaba en la expropiación de los obreros y campesinos, estrangulando la revolución.

La restauración fue una necesidad frente a los avatares de la crisis capitalista y la agudización de la lucha al interior de los Estados Obreros, lo que ponía en riesgo el control de la burocracia. Por otra parte significó para los burócratas una fuente de enriquecimiento fenomenal a través de privatizaciones y acuerdos con el capital financiero. Funcionarios de la KGB, la mafia rusa y el Kremlin son dueños de clubes de fútbol, empresas de servicios y de amplios sectores de la economía.

El proceso contradictorio de la restauración no fue “pacífico” ni concluyó en Berlín. El bombardeo de la Otan sobre los Balcanes a fines de los ’90, en el marco de la partición de la ex-Yugoslavia impulsada por el imperialismo sirve como ejemplo. Cuba, Corea del Norte, Vietnam, pero por sobre todo China y Rusia deberán completar la restauración o por el contrario luchar contra la burocracia.

Para Lenin y Trotsky el triunfo de la revolución rusa estaba necesariamente vinculado al triunfo de la revolución socialista mundial. El fracaso de la revolución alemana del ´18 fue el primer golpe a las conquistas de octubre.

El stalinismo degeneró hacia un “socialismo en un solo país”, lo que reforzó a la burocracia y liquidó a la IC como partido de la revolución mundial convirtiéndose en un apéndice del Kremlin. La imposición del socialismo a las naciones oprimidas tuvo un carácter nefasto, como se vio en el Cáucaso, Báltico y los Balcanes.

El caso de Berlín fue paradigmático, porque Stalin luego de hacer un pacto con Hitler terminó con el bando de los aliados a cambio de una importante repartija del continente europeo.

El trotskismo nada tiene que ver con la burocracia restauracionista. Se opuso a la revolución por etapas, al frente popular y al socialismo en un solo país. La lucha por reconstruir la cuarta internacional y expulsar a la burocracia, tiene que partir de la verdadera defensa de los Estados Obreros.

Esta defensa de ningún modo pasa por apoyar al stalinismo como pretenden el PC y PCR. Pero tampoco por saludar la caída del muro como hicieron morenistas (MAS, MST), eurocomunistas, globalifóbicos y posmodernos.

El Partido Obrero lucha por la revolución socialista en la Argentina del mismo modo que se esfuerza por construir el partido de la revolución mundial.