Acerca de la reforma educativa menemista

El sentido de una ley lo completa el análisis de las circunstancias polí­ticas y socio-económicas que en­cuadran su promulgación.


La ley 1420 fue sancionada en circunstancias en que se buscaba desarrollar y consolidar un Estado- nación. Se destacó y obtuvo su ‘di­ploma de honor’ por tres prescrip­ciones fundamentales: Gratuidad, Obligatoriedad y Laicidad.


La Ley Federal, contrariamente, es promulgada en circunstancias en que las Empresas Multinacionales buscan desplazar los Estados-nación.


La 1420 no precisaba ocultar su sentido. Sí precisa ocultarlo la presente Ley, en la que sus ‘pilares’ son disfrazados, y así, aparecen enigmá­ticamente mencionados en el Art. 3o “organizaciones e iniciativa priva­da”, en el mismo nivel de responsa­bilidad que la familia. Incluyendo en el 4o, a la Iglesia Católica como corresponsable.


En el artículo 5o, punto j) (“De la política educativa”) se expresa: “la valorización del trabajo como realización del hombre y la socie­dad y como eje vertebrador del proceso social y educativo.”


Pero en los cuadernillos queda aclarado de qué trabajo se está ha­blando cuando aparecen copias de pedido de empleo como forma de ilustrar cuál es el sentido de la “actua­lización educativa”.


No se trata del trabajo como realización personal y social del ser humano sino del trabajo asalaria­do, del trabajo alienado.


Ese es el sentido del Polimodal y el de la destrucción de nuestras Es­cuelas Técnicas.


Busquemos el apadrinamiento de las empresas. Entreguémosles a nuestros hijos y a nuestros nietos para que hagan “pasantías” en ellas y, trabajando gratis, logren a su vez deteriorar el salario del obrero que aguarda para trabajar en ellas.


Este es el sentido de la Ley.


Y para atornillarlo, agreguémos­le la culpa y la expiación vía la Iglesia Católica.


Así tendremos el ‘producto’ completo: Esclavo, desconscientizado y culposo.