En los distintos artículos aparecidos en la Prensa Obrera acerca de la visita del Papa a Cuba, me parece que se hacen apreciaciones incompletas.

El capitalismo presiona por la destrucción de las conquistas de la Revolución Cubana, pero es lo que siempre hizo, no sólo con Cuba sino también en el pasado con la ex URSS y los países del Este europeo. Y de acuerdo a las últimas concesiones es de esperar que tales conquistas queden hechas añicos en un plazo muy breve.

Pero el capitalismo no es un frente homogé­neo, por su propia naturaleza está compuesto por intereses no comunes.

Por lo tanto, creo que es necesario destacar esas contradicciones.

Después de restaurado el capitalismo cada ladrón irá por su parte. La Iglesia (para quien la plata es más importante que su Dios) recla­mará el sistema educativo, los subsidios del Estado y la exención impositiva.

Y los gusanos exiliados en Miami, todas las propiedades confiscadas por la Revolución.

Debemos por eso ser contundentes en cuanto a la defensa de la Revolución en Cuba en términos incondicionales, porque de restau­rarse el capitalismo es probable que acabe la burocracia, pero será seguro que derroten al pueblo cubano, y con ello se asestará un golpe muy duro a todo el movimiento obrero latino­americano.