En su columna del domingo 10 de octubre, Mariano Grondona utiliza el mito de la caverna, en una asociación, a mi parecer, grotesca. En la caverna estarían en la actualidad el matrimonio K y Hebe; en los ‘70 sitúa a Montoneros y los militares. Afuera la gente, la democracia, con un sol matinal que apunta a la reconciliación definitiva entre los argentinos, en un generoso abrazo (obvio que quiere la reconciliación de la sociedad con los represores y homicidas). Pero Grondona, ya lo sabemos, es un carcelero de la caverna, junto a todos los representantes de este sistema de explotación del hombre por el hombre. La reconciliación no existe ni existirá, por nuestros muertos del pasado y del presente, por las condiciones de vida a la que nos someten: guerras, indigencia, derrumbe del sistema de salud y educativo, etc., etc. En la caverna se encuentran los explotados de este sistema, sometidos a la ideología capitalista imperante, quienes adulteran la realidad dándole sentido y formas extravagantes para ocultar el verdadero sol, las formas de vida dignas para todos por igual.

Qué pasa si el filósofo (marxismo-leninismo-trotskismo) logra convencernos: pasan a la represión, persecución, matan al filósofo, lo denostan, etc., etc. ¡Qué democrático!, ¿no? Sr. Grondona.

Por ahora cuentan con este sistema pérfido, maloliente, que nos está indicando el fin de su degradación.

El generoso abrazo que se debe nuestro país y la humanidad sólo puede darse sobre nuevas bases sociales, donde eliminemos la explotación y podamos disfrutar el avance que la humanidad ha logrado, porque como usted sabrá, todo una franja de la población se encuentra viviendo como en la época de las cavernas.