Boca – River: las empresas ya ganaron

En los últimos días y en un acto de pura demagogia, el presidente Mauricio Macri manifestó su intención de que la final Boca – River se juegue con público de ambas parcialidades. Macri, pionero en la prohibición de visitantes en el fútbol argentino desde sus tiempos como presidente de Boca, aprovechó la ocasión para intentar demostrar que su Gobierno es capaz de "garantizar la seguridad" de los hinchas que concurran al partido. Sus ministros, que desde hace años argumentan la inviabilidad de que vuelvan los visitantes, salieron rápidamente a confirmarlo en una muestra cabal de que la única causa por la que no podemos ir de visitante SON ELLOS y su falta de voluntad política. Esta hipocresía del presidente, busca correr el foco de atención de la fuerte crisis que atraviesa el país y el feroz ajuste que sus políticas descargan sobre la clase trabajadora. Además del cinismo de presentar al aparato represivo, de la mano de Bullrich, como el garante de la seguridad de los hinchas, cuando es la misma policía quien organiza las zonas liberadas para reventa de entradas, las coimas para puesteros y sobretodo la que reprime a los sectores populares en los estadios y en todo el país. Incluso se amagó con prohibir los festejos en el obelisco, algo ridículo pero entendible viniendo del Estado: nunca es bueno que los trabajadores se manifiesten, no vaya a ser cosa que le tomen el gustito a éso de ganar las calles en tiempos de ajuste.


Angelici = D´Onofrio


Sin embargo, al poco tiempo de la maniobra presidencial, Daniel Angelici y Rodolfo D´Onofrio acordaron que las finales por Copa Libertadores se jueguen sin público visitante.


Desde los medios hegemónicos, casualmente se fogonearon noticias falsas sobre muertes por discusiones entre hinchas de ambos clubes y presentaron esta decisión como "un acto de responsabilidad" porque la sociedad "no está preparada".


Los que "no están preparados" son los que nos gobiernan y el único "acto de responsabilidad" del tándem Angelici-D´Onofrio es con los negociados que les brindan las finales. Ambos promueven la reventa de entradas a precios siderales, ofrecidas por empresas de turismo a cientos de miles de pesos y por sus barras adictas, dejando a los trabajadores (que sostienen a los clubes mes a mes) una vez más, mirando las finales por la T.V.


Esto se suma al manejo arbitrario de los horarios y días por parte de las empresas “dueñas” de la transmisión y al aumento de un 200 % en el precio de adicionales para los pocos socios que podrán asistir. Por ejemplo: para el sábado, un socio activo que pagó su adicional $320 en semifinales, ahora deberá pagar $880, sencillamente otro robo a los trabajadores.


Angelici sabe que permitir los visitantes en La Bombonera es sinónimo de pérdida de dinero para la caja paralela que mantiene la dirigencia de Boca. Agencias de turismo, empresas, packs del "Hotel Boca", reventas de entradas por parte de la barra, cientos de carnets truchos y otros negociados, conforman una gran suma de dinero que los dirigentes no estan dispuestos a perder en este partido. Es bueno recordar que Boca posee 18.800 abonados pero cuenta con más de 22.500 lugares en plateas, de allí surgen las entradas de "protocolo" que luego vemos ofrecidas por internet.


Este negociado fenomenal genera una suma de dinero que obviamente no ingresa al club. Boca actualmente se financia y presenta superávit gracias al ajuste aplicado a los socios en cuotas, abonos y entradas.


En síntesis, Angelici y D´Onofrio son coherentes con su clase social y actúan como empresarios: privilegian la ganancia de unos pocos por sobre las aspiraciones de millones de hinchas.


Frente a este escenario, los hinchas no debemos regalarles la fiesta del pueblo trabajador a esta camarilla de empresarios que sólo defienden sus intereses económicos y utilizan nuestros clubes como trampolín político. Son los mismos que aplican medidas para expulsar a los trabajadores de los estadios, son los mismos que promueven un "modelo europeo" completamente antiobrero, son los mismos que gestionan los clubes como empresas y quieren convertirlos en Sociedades Anónimas. Contra ellos hay que luchar para que los clubes sean gobernados por sus hinchas, debemos organizarnos por clubes de los trabajadores.


– Que vuelvan los visitantes en todas las canchas y categorías.


– Abajo la represión: el obelisco es de los trabajadores.


– No a las sociedades anónimas deportivas.


– Fuera empresarios de nuestros clubes.


– Finales de copa ida y vuelta, no al "formato europeo" antiobrero.


– Entradas a precios populares y sin intermediarios.