Correo de lectores
7/10/1999|645
Bravo y Martínez Raymonda
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Alberto Luis Pensa, abogado, San Justo
San Justo, 30/9/99 Señor Diputado Nacional
Profesor Alfredo Bravo:
¿Se acuerda de cuando trataba de “moralizar” la política? ¡Qué tiempos aquéllos!
Ahora se ha convertido en, digamos, otra cosa, haciéndole digna compañía, en la lista de candidatos a diputados de la Alianza, al ex embajador en Italia durante el proceso, Martínez Raymonda.
Usted no sólo es un nostálgico, también es un masoquista: cómo le gusta recordar la doble escena: el embajador en Italia (Martínez Raymonda) haciendo declaraciones contra la Campaña Antiargentina, mientras a Ud., lo torturaban en la Esma. Ahora, ¡por fin!, están ‘juntitos’ en la misma lista.
¿No siente, siquiera, un poco de vergüenza?
Cuando a Mary la cagaron en la cabeza (1) no me extrañó, puesto que la diputada Sánchez ha sido educada en la “lealtad peronista”, es decir, en dejarse cagar en la cabeza. Yo esperaba, por pudor —por su pudor— que mandara a la puta madre que los parió a los que propusieron incluir a Martínez Raymonda en su propia lista de candidatos.
Es inútil esperar ya, nada de la Alianza. Votaré por De la Rúa- Alvarez sólo porque temo y me repugna el bananerismo fascistoide y rococó peronista. Y votaré a los candidatos a diputados del Partido Obrero de Jorge Altamira, con el que me unen algunas ideas y principios.
No me despido de Ud. porque me falta el afecto necesario.
1) Usted recordará toda esa sucia maniobra para ponerla a Pinky como candidata a Intendente del partido de La Matanza. Usted la conoce a Pinky. Es esa que dice que por Carlos Menem sólo siente un “cariño entrañable”, pero que no “comparte” sus ideas. Es como decir: Adolf Hitler es un amigo ‘entrañable’ pero no comparto sus ideas (¡Pinky, Pinky)…