Carta abierta a mis compañeros del Sanatorio Mitre

El jueves 11 de noviembre, el Jefe de Perso­nal me informó verbalmente que no podía ingre­sar al establecimiento, porque la empresa me había enviado un telegrama de despido por “reestructuración”; recibido el mismo lo re­chacé por injusto y arbitrario. Reclamo mi reincorporación.


Compañeros, esta reestructuración es una mentira, ya que no existe reestructura­ción de una empresa de más 1.000 trabajado­res con un solo despido. Pertenezco a un sector donde toman permanentemente per­sonal y, más aún, cercano el período de vacaciones anuales.


Estoy complementando mis estudios en la Licenciatura de Enfermería y tengo un legajo intachable, sin sanciones de ningún tipo e in­cluso mi trabajo es valorado por los jefes y supervisores de la Unidad de Terapia Intensi­va, a la que pertenezco desde el año ‘96. No cabe duda de que es un despido injusto y arbitrario, que el argumento de la reestructuración que esgrime la patronal no se lo traga nadie. Si es como dice la declaración firmada por Cabaña y Caro, que me despidieron por impulsar un petitorio por mejoras en el servicio, evidente­mente la patronal muestra que no soporta el más mínimo reclamo, por más justo que sea y que surja de los trabajadores; una actitud com­pletamente antidemocrática. La respuesta al petitorio de los compañeros de Circuito Cerra­do, donde pedíamos ocho francos mensuales, fue negativa. Ocho francos existen en muchos establecimientos de sanidad, son terriblemen­te necesarios por el ritmo en el que se trabaja y al estrés al que estamos sometidos los enferme­ros y enfermeras.


La negativa confirma que la patronal pre­tende sobrecargamos de trabajo y negamos derechos elementales. Los compañeros que fir­mamos el petitorio pensamos que en este país se respetaban los derechos constitucionales, el derecho a peticionar a las autoridades. Mi des­pido confirma que es una patronal autoritaria que niega todo reclamo y pretende que el Sana­torio Mitre se convierta en una cárcel, donde no exista el derecho a organizarse.


¿Es una casual coincidencia que me despi­den 5 días antes de que se inicie el período de renovación de delegados del sanatorio? A partir del 16 de noviembre pueden inscribirse los candidatos a delegados y el 27 se votará, de acuerdo con la convocatoria de ATSA.


La actitud de los delegados ha sido total­mente inoperante, en cuanto no informaron, no recorrieron ni impulsaron la resistencia a mi despido, lo cual confirma sus palabras iniciales, que no fueron precisamente de aliento: “No se puede hacer nada”, lo mis­mo que dice ATSA en todos lados y en este caso se vio claramente que no ha movido un dedo por mi reincorporación.


La actitud de la empresa de meter miedo no debe paralizamos, por el contrario, frenar un despido nos fortalece y nos prepara para mejor defender la fuente de trabajo de cada uno de nosotros.


Esta es mi reflexión y por este intermedio quiero volcarla a mis compañeros así como hacerles saber que sigo exigiendo mi reincorpo­ración ante la empresa y ante el Ministerio de Trabajo.