Carta de una militante feminista

Me dirijo a Uds. para aclarar algunos temas sobre clase y género.


El volante que repartieron en el décimo primer Encuentro Nacional de mujeres tiene una posición totalmente patriarcal.


Primero, no hicieron una investigación de los diez anteriores encuentros. Si así hubiera sido (están impresas todas las conclusiones), verían que desde hace 6 ó 7 años venimos denunciando y alertando sobre el problema de la flexibilización laboral. En el taller Educación se viene denunciando la ley federal de educación, con propuestas de tareas a realizar en cada lugar de trabajo. Nos pronunciamos en contra de la política económica y de desocupación del gobierno. A favor de todas las luchas sociales. Asistimos a la marcha federal.


Lo que no hacemos en los encuentros es política partidaria.


Segundo: nos llaman  a organizarnos sin ver que para lograr un encuentro de estas características, nos reunimos, fijamos tareas, llevamos propuestas, hacemos encuentros regionales para seguir debatiendo: tratando siempre de dejar de lado las cuestiones de poder de los distintos grupos y priorizando nuestros intereses de género, ya que consideramos que la opresión de género es el sustento de esta sociedad de clases, que va más allá del problema Menem-Cavallo.


Necesitamos  profundizar más sobre el problema de la mujer y su doble opresión.


El patriarcado (mucho más viejo que el capitalismo), para poder producir plusvalía oprimiendo a la clase productora, necesita la “jerarquía” que, en los distintos sectores de la sociedad, pone al hombre por encima de la mujer, logrando así la opresión de un sexo sobre el otro.


En el volante, ustedes reflejan esta jerarquía, no hacen un seguimiento ni un análisis marxista de semejante fuerza social y nos aconsejan, desde un escalón más alto, qué debemos hacer las mujeres.


Sé que no son culpables, tienen incorporada la ideología patriarcal.


La mujer necesita estar en igualdad de condiciones con el hombre para poder dar juntos la pelea de clase. En la clase productora, de la cual formamos parte las integrantes de los encuentros, el hombre necesariamente va a tener que bajar del escalón superior donde lo puso la clase dominante con su ideología patriarcal.


Mientras tanto, los Encuentros de mujeres son un espacio muy necesario para poder abolir la sociedad de clases.


En el periódico vuelven a cometer un nuevo error.


Denuncian al PCR-PTP, pero desde una posición equivocada. Las compañeras de ese partido, haciéndole un seguidismo ciego a sus dirigentes, ven, como ustedes, que el problema urgente es el ajuste de Menem-Cavallo, proponiendo y manipulando cada taller para que se pronuncie por su caída. Desvalorizan y desconocen el grave problema que sufre la mujer con su doble opresión, que se agrava en las zonas más proletarias. Ponen a todo el aparato para cambiarle el carácter a los encuentros. La mujer tiene sólo tres días para profundizar y poder elaborar sobre sus cuestiones, luego se dispersa por los distintos hogares, muchas veces apoyando con sus fuerzas las luchas sociales.


Cometen otro error, capitulando a la burguesía patriarcal, cuando dicen que la iglesia quiere silenciar los encuentros. Es toda la clase dominante, que desde todas las estructuras de poder se ponen de acuerdo para silenciarnos. Saben muy bien que la mujer está peleando un lugar de reconocimiento en la sociedad, por su doble condición de creadora y procreadora.


Sé que son militantes revolucionarios, con conciencia de clase pero opresores de género. Espero que su honestidad les permita publicar esta carta en sus páginas que siempre leo.


Saludos fraternales,