De la Escuela Manuel Belgrano de Bellas Artes

Comisión de Padres del EMBA Asamblea del 31/10/96

La Escuela Manuel Belgrano de Bellas Artes, ubicada en Wenceslao Villafañe 1.342, de Capital Federal, se encuentra con su edificio en estado terminal: roturas en cañerías, baños destrozados por el paso del tiempo y el uso diario de más de 800 personas, instalaciones eléctricas derruidas, escaleras y ascensor en muy mal estado y peligroso para la integridad física. Aguas servidas que brotan de los baños, ventanas que no cierran y muchas otras calamidades que nos señalan claramente que es un edificio que no resiste más parches circunstanciales y que debe encararse rápidamente una refacción integral, que posibilite que alumnos y docentes concurran al establecimiento a desenvolver sus tareas de arte y estudio, contenidos por un entorno que los motive positivamente a emprender esas actividades.

 

Desde febrero del ‘94, más de 30 meses, se viene gestionando pacientemente que el Estado nacional y/o la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires afronten los gastos de arreglar los desperfectos edilicios.

 

Ya en la primera reunión (22/2/94), mantenida con el director general de Educación Artística y Especial, profesor J. O. Sánchez, la respuesta fue contundente: “La Cooperadora (es decir, los padres) debe hacerse cargo de reunir el dinero que se necesite para los arreglos” (ver Informe a la Comunidad, en la dirección del EMBA).

 

La abnegada dedicación de la Cooperadora, o lo que es lo mismo, los bolsillos de los padres, saqueados permanentemente por las políticas económicas de los gobernantes (aumentos de los impuestos, incrementos en las tarifas de los servicios y los transportes, la desocupación y la sub-ocupación, el imponemos el pago de las deudas de los empresarios llamada deuda externa, etc.) no pueden de ninguna forma reemplazar al Estado en su responsabilidad constitucional de garantizar la educación laica, gratuita y estatal para todos los habitantes del país.

 

Todos sabemos que las autoridades nacionales adhieren a una política (Ley Federal, Ley de Educación Superior) que, usando la vía parlamentaria, han votado dando quórum o consensuando entre el oficialismo y la oposición. Esto, dándole la espalda al enérgico rechazo que genera esta política en todo el país, desde los manifestantes en Plaza de Mayo en 1992, pasando por los 20.000 en Córdoba en setiembre de 1996, y los 12.000 y  en La Plata en setiembre y octubre de este año.

 

Esta política educativa conlleva a “esta” realidad de abandono que vivimos en la EMBA, que además transforma en títulos basura (inservibles) a los extendidos desde 1995 en las carreras (entre otras) artísticas y especiales.

 

Este plan de demolición de la escuela pública y de privatización de la educación es el trazado por los acreedores externos (Banco Mundial—ver archivos de Clarín y Página/12). Esto va en la misma dirección de la designación (impuesta por el FMI) de un interventor para la Aduana y la DGI, que coloca a la República bajo el control y la auditoría de ese organismo supranacional, ya que sus principales recursos ahora están vigilados por un funcionario, que siendo nativo, responde a sus intereses.

 

Atentos a esta situación de extrema gravedad, es que convocamos a alumnos, docentes y padres a deliberar para adoptar una política propia que se oponga a la liquidación y al exterminio de la escuela pública, que es en síntesis la entrega de la Nación misma y de nuestro futuro.