Dínko Sakic no debe ser extraditado

La que suscribe, militante de DD.HH. de nacio­nalidad croata que a ese origen antepone con orgullo su condición de ciudadana yugoslava, sale mediante esta declaración a cubrir un aspecto del caso Sakic que ningún medio, institución o persona ha tocado hasta ahora.


Dinko Sakic, criminal de guerra, de ningún modo debe ser extraditado al Estado croata en tanto lo único que liarán allí con él será garantizar su impunidad mediante alguna parodia de juicio.


Recordemos, si no, que Franjo Tudjman, presi­dente de Croacia, ya minimizó y hasta negó años a el genocidio perpetrado durante la II Guerra Mundial, por gente como Sakic contra la población serbia, judía y gitana de Yugoslavia. Luego ordenó la clausura del


Museo Memorial de Jasenovac donde se documenta­ban las masacres cometidas en ese campo de muerte por Sakic y los suyos. Ordenó también demoler monu­mentos a héroes de la lucha antifascista y erigir otros a los asesinos “ustachas”. Finalmente, cuando en plan de comprar armas vino Tudjman a Argentina en 1994, gustó condecorar al criminal Ive Rejnica y charlar larga y amigablemente con Sakic.


Pido a la República Argentina, que asiló al geno­cida Sakic por más de medio siglo, que enmiende el error asegurándose que ahora se haga verdadera justicia con él. Propongo que sea entregado a alguna Corte Penal Internacional existente o por crearse, o a algún país que consagre en su legislación el principio de “competencia universal” para genocidio y/o terrorismo, cualquiera fuere la nacionalidad de la víctima o victimarios o el lugar del crimen que cometiere.


Buenos Aires, abril 15 de 1998