El Estado chileno es responsable

Ciencias Sociales-UBA

Mientras en el mundo entero se habla de una recomposición de las economías centrales, de los puntos del PBI que suben mes a mes y cómo algunos países latinoamericanos han superado la crisis que va en su cuarto año, una tragedia vuelve a poner a la realidad por encima de toda verborragia.

En Chile, país modelo por su dictadura exitosa, modelo en la aplicación de las reformas estructurales neoliberales de los 80-90, modelo en apertura de mercados con los innumerables TLCs, modelo en sistema educativo privatista. Modelo que hoy muestra su agotamiento.

Los 33 mineros siguen atrapados en la región de Atacama, luego del derrumbe de parte de la Mina San José, que fue cerrada en 2006 por falta de medidas de seguridad y reabierta en 2008 bajo la presión de inversionistas extranjeros, utilizando las cotizaciones previsionales (jubilaciones) del conjunto de sus trabajadores. Mientras se recibe la impactante noticia de que los atrapados siguen con vida y que podrían ser rescatados en cuatro meses más, el gobierno y el gerente de la empresa minera, Alejandro Kohn, declaran: “No es momento de buscar culpas y perdones”.

Nada nuevo, es la historia minera de larga data de este país y la ultraprecarización laboral de sus trabajadores que ha contado con la complicidad tanto de la Concertación como de la derecha que hoy se encuentra en el poder.

En el centro del país, las movilizaciones no cesan. Los trabajadores de Correos de Chile ya iniciaron un paro de carácter indefinido exigiendo un aumento salarial que hace 14 años no se otorga. Los estudiantes secundarios y universitarios sufrieron una brutal represión mientras marchaban pacíficamente en contra de la política privatista de la educación (expresada  en la Ley General de Educación), por la desmunicipalización de los liceos y tarifa gratuita en el transporte público.

La derecha, con Piñera a la cabeza, ha continuado y profundizado el ejemplo chileno de represión y ataque a la clase obrera, mientras el PC y la izquierda oficial se encuentran escondidos en su vergüenza, luego de alinearse con el último gobierno de la Concertación.

A días de celebrarse el Bicentenario, los chilenos decimos: nada que celebrar, que la CUT llame a un paro general bajo un programa obrero y socialista.