El germen de una furiosa homofobia

En el Correo de PO nº 563, un compañero anónimo, escudado tras el seudónimo “Magister Prunum”, cita ‘nada de lo humano me es ajeno’ (‘nihil humani a me alienum puto’ con perdón de la palabra, en latín), escondiendo en este pedido de perdón por la palabra “puto”, el germen de una furiosa homofobia, colocando la situación homosexual en una zona de “pecado”, criterio obviamente establecido por una clase social.


Este chistecito acerca de los “putos”, síntoma de homofobia, llevó hace poco en EE.UU. a que un hombre mate a su amigo por haberle declarado su amor.


Continúa en la represión diaria a los declarados homosexuales en la Argentina, sumado al chantaje económico de la Policía Federal a los travestis, a quienes para permitirles prostituirse les cobra una “multa” en la policía, que conforma la “caja chica o caja negra” de la institución, la que usa para reprimir, según lo denunció la ATA (Asociación Travestis Argentinas) en la Marcha del Orgullo Gay del 1º de noviembre.


Más adelante, el compañero “Prunum” alardea con sus conocimientos de lo griego y lo latino, codeándose con Marx, concluyendo que “Para llegar a ver un teatro realmente humano hay que esperar, en Grecia, a Sófocles o a Eurípides”


Esto de “realmente humano” huele a ideología pequeño-burguesa, que establece “lo humano” fuera de la lucha de clases, tanto que hasta lo humano de Sófocles y Eurípides se circunscribía a los intereses de la clase esclavista.


El compañero cierra disculpándose por ponerse en “inspector académico” y aconseja a PO que “si se le ha ocurrido ofrecer caviar, no debe pescar truchas sino esturiones”, como si las truchas no pudieran ser alimento y sin saber, quizás que el esturión puede estar empezando a pudrirse.


Con saludos revolucionarios.