El ministro de Trabajo de Venezuela

Estamos convencidos de que estos señores (José Rivero y Rafael Chacón) forman parte de la corrupción más rancia que ha surgido en este proceso y que hasta la fecha no han dado ningún resultado positivo en el avance de la revolución, todo lo contrario, su labor se ha centrado en la conspiración en lo interno, no sólo contra el proceso revolucionario sino contra el comandante Hugo Chávez.


Algunas falencias del proceso venezolano


El proceso venezolano tiene varios enemigos; entre ellos, los grandes capitales trasnacionales, la burguesía nostálgica del punto fijismo, la misma que ha lanzado sus hijos a la calle para gritar con histeria que en Venezuela no tenemos libertad de prensa, sirviendo de caja de resonancia de la pro-imperio SIP.


Pero de los enemigos que nunca hablamos, son aquellos que hacen parte del mismo proceso, ésos que se camuflan detrás de un discurso seudo-revolucionario, pero que la práctica cotidiana dista mucho de la orientación del presidente Chávez, de acelerar la revolución venezolana. Estos enemigos le restan velocidad al proceso, por acción u omisión, para bien de los críticos del proceso provenientes de la socialdemocracia y qué no decir de la derecha empresarial.


Un ejemplo de esta dinámica es el ministro del Trabajo, José Ramón Rivero, en conchupancia [contubernio] con el viceministro Rafael Chacón, quienes han brillado por restarle velocidad a la labor que desde el Ministerio se puede realizar en beneficio de los trabajadores y trabajadoras venezolanas y la construcción del socialismo. Su gestión la podemos considerar como mediocre y de complicidad con la derecha reaccionaria y fascista. Vamos a sintetizar para nuestros lectores las razones y argumentos para sustentar nuestra afirmación.


El ministro de marras pertenece a una corriente denominada "Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores", y quien no está con él está contra él y es sujeto de represalias. Desde allí se ha querido imponer la Fuerza bolivariana como cohesionadora de toda la fuerza de trabajadores y trabajadoras, irrespetando los procesos y dinámicas internas de las diferentes corrientes sindicales. Se está haciendo, bajo las banderas de la izquierda, lo mismo que hizo durante muchos años la tripartita con sindicatos sistémicos.


Otro ejemplo es el denominado "Contrato de Petróleo", que tiene la firma del ministro. Este contrato beneficia sólo a un pequeño número de trabajadores y trabajadoras. Contrario a lo que todos piensan, este contrato es un monumento a la tercerización, pues la estimula y la promueve. No olvidemos que la tercerización es una condición de la precarización de las condiciones laborales del neoliberalismo económico. Bajo este contrato, el porcentaje de trabajadores contratados bajo condiciones paupérrimas supera con creces a los contratados bajo la modalidad de contrato indefinido.


Siguiendo con los ejemplos, el sector de transportistas se encuentra en condiciones paupérrimas a nivel laboral, sin seguridad social, con intensas jornadas laborales, sin ninguna organización sindical. En algunas zonas, se ha intentado organizar y conformar un sindicato, sin el apoyo logístico y sin recursos del Ministerio. En ciudad Bolívar, por ejemplo, se está gestando un proceso organizativo interesante, que puede originar un gran sindicato, pero el ministro le ha dado la espalda porque esta dinámica no se inscribe en la denominada Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores. No está de más mencionar el caso de Sanitarios Maracay, conflicto que marca pauta en las luchas de la clase trabajadora venezolana y que el ministro José Ramón Rivero decretó sin importancia porque, según él, no era una empresa estratégica.


Sobre la reforma laboral, todo el mundo opina sobre sus propuestas y contenidos. En cuanto a la propuesta de reducción de la jornada laboral, el ministro guarda un silencio preocupante. ¿Ignoracia? ¿Mediocridad? ¿Negligencia? No lo sabemos, pero nadie en Venezuela sabe qué piensa el ministro de las propuestas constitucionales que afectan a los trabajadores y trabajadoras. La propuesta de reducción de la jornada de trabajo (Artículo 90), sobre la política de derechos de trabajadores y trabajadoras (Artículo 87), los consejos de trabajadores y trabajadoras (Artículo 70), derechos socioeconómicos (Artículo 112) son algunos de los contenidos donde la reforma reconoce reivindicaciones históricas de los trabajadores y trabajadoras, pero el trabajo del ministro frente a defender el Sí para estos artículos brilla por su ausencia.


Conceptos como la autogestión, la consolidación de las unidades de gestión, la producción y la distribución socialista no hacen parte de la agenda del ministro, por lo tanto no existe un plan de trabajo estratégico para implementarlas. El ministro se volvió experto en organizar grandes actividades al margen de los objetivos del Ministerio, donde se despilfarra el dinero del pueblo. Los gastos en el Ministerio se han concentrado en otorgar licencias para reformar las instalaciones, para comprar uniformes, mientras las inspectorías de trabajo no han cumplido con su función, muchas veces por ausencia de logística, recursos y líneas del viceministerio del Trabajo.


Las partidas presupuestales no ejecutadas en lo corrido del año fiscal 2007 ascienden a más de 50 millardos, ¿a quién beneficia el no gasto presupuestal de esta monumental cifra?, ¿por qué el ministro se empeña en dejar en los bancos esas cantidades que generan grandes dividendos?, pero no políticas laborales en beneficio de los trabajadores. Esto amerita una investigación, porque muchos ministros cierran los ojos, amarrando los presupuestos en los bancos y privando de financiación los proyectos. El nepotismo hace carrera en el Ministerio del Trabajo, la hermana del ministro es asesora del Ministerio, su cuñado es subdirector del Departamento Administrativo; en fin, ninguna diferencia con las épocas de la meritocracia puntofijista.


El Ministerio del poder popular para el trabajo y la seguridad social no da empleo de contratación, muchos de sus trabajadores y trabajadoras en diferentes departamentos se encuentran regidos por la contratación temporal, es decir, si por el lado de los transportistas llueve, por los lados del Ministerio no escampa.


Para completar este cuadro, el ministro no asiste, o no ha sido invitado a la comisión central de planificación del gobierno, no sabemos los motivos, pero ¿qué socialismo se puede construir si el ministro que rige los destinos de la cartera, de los hombres y mujeres que generan riqueza en el país está ausente de los escenarios y discusiones más importantes de la nación?


(…)


En este sentido hacemos un llamado a los servidores y servidoras públicas y al resto de la clase trabajadora para que cierren filas contra estos seudo-revolucionarios corruptos y al comandante Hugo Chávez para que tome cartas en el asunto, ya que estos señores forman parte de los muchos enemigos de este proceso.