“El Partido Obrero no es virtual”

Mayo de 1997


Una de las palabras hoy en día más usadas es “realidad virtual”. La realidad virtual es ver en tres dimensiones una figura plana y con un visor especial, quién observa entra en esa tridimensionalidad y queda incorporado a ella aunque no sea real.


Contrariamente a esta payasada tecnológica, el Partido Obrero casi siempre se ha caracterizado por ser un gran observador de la realidad, por eso sus análisis son correctos.


Pocas veces confunde la realidad con lo que no lo es. Más allá de sus permanentes aciertos creo necesario señalar que algunos artículos internacionales se repiten, por ejemplo, Zaire, Albania, etc. Parecen sacados de un molde, revolución, traición, intervención imperialista, finalmente derrota.


Es cierto que al escribir a la distancia es sumamente difícil y armar artículos con informaciones de otros periódicos, más difícil aún. Pero es importante que el Partido Obrero esclarezca en su prensa un poco más algunas palabras.


No se pueden arrojar palabras como insurrección o revolución sin marcar sus diferencias y cuál es el orden de las mismas, y lo más importante, no confundirlas, ni que una es continuadora necesaria de la otra.


La palabra revolución debe utilizarse con mucho cuidado y precaución. Una insurrección para conducir a una revolución debe ser considerada, y así lo expresaba Marx: “debe alejarse lo más posible de actos aislados, de tiempos cortos o a zonas periféricas”.


Si bien Cutral Co y Tartagal tuvieron asambleas populares y comités obreros, y hasta pusieron transitoriamente contra las cuerdas a los poderes constituidos y a la burguesía; fue una insurrección explosiva y espontaneísta, lo cual no siempre conduce a una revolución si bien algunas acciones lo parecen.


Insurrección y revolución son momentos históricos complementarios pero de distinta evolución y deben ser aclaradas lo más posible. Nada puede arruinar más a una revolución que el espontaneísmo y para superarlo es necesario exactamente lo que está haciendo el Partido Obrero, esto es, ser una dirección política para la mayoría de las masas oprimidas.