Elsa Rodríguez, militante

En la apresurada biografía sobre Elsa o el reportaje a sus hijos (PO Nº 1.151 y 1.152), puede haber quedado en un segundo plano la trayectoria política y militante de la compañera.

Elsa “nació” a la vida política con el Argentinazo, en 2001/2002. No tuvo estaciones políticas previas. Ingresó en ese período en el Polo (más tarde, en el Partido), luego de una profunda reflexión sobre la red de punteros peronistas que asfixiaban la vida interior de su barrio, Bustillo, y establecían la “contraprestación” obligada por cualquier servicio. Fue, como Mariano, hija del Argentinazo; se erigió en dirigente del Polo y del movimiento piquetero como parte de una acción de masas. Su mirada jamás dejó de lado este origen, como lo revela su preocupación por el movimiento obrero de los ferroviarios tercerizados, con el que tomó contacto como parte de las tareas de apoyo del Partido, que ella se empeñó en desenvolver. Quizás el recuerdo no sea fiel en este punto en cuanto a la expresión precisa de Elsa, pero el 20 de octubre ella optó por ir a la movilización en la que caería Mariano Ferreyra, dejando de lado su participación en una acción en el municipio, porque allí, en las vías, se jugaba “una causa importante”.

Elsa, militante, no se fue de su barrio Bustillo ante el cerco de los punteros. Fundó el comedor del Polo y le dio vida, en un doble sentido: resolviendo las carencias más elementales de quienes se organizaban en él y dotándolo de una vida política que la tuvo como protagonista fundamental. Por alguna razón, no hay testimonio referido a Elsa que no ponga el acento en su disciplina para “leer el periódico” y tratar de explicarlo al círculo de allegados más comprometidos con la actividad.

En el Hospital Argerich, Elsa libra una lucha cotidiana por su vida, acompañada por una guardia permanente de familiares, amigos y compañeros de militancia.

Fuerza, Elsa.