¿En defensa del “buen capital productivo nacional?

Tratando de rebatir las críticas de un lector sobre un artículo de Rieznik, Pablo Agedé (POonline 1.223) incurre en una serie de errores sobre la deuda externa y sobre el capitalismo argentino, que trasladados al plano político llevarían al Partido a una alianza con la burguesía industrial nacional. Por caso, afirma que el proceso de endeudamiento de los países del “tercer mundo” en los ’70 se debió a un intento por huir de la crisis mundial y a la existencia de los petrodólares, y no para “compensar capitales industriales ineficientes”. Primero, una cosa no invalida la otra; segundo, efectivamente los países del “tercer mundo” se endeudan para poder subsidiar sus industrias ineficientes y relanzar la acumulación de capital (véase, si no, qué objeto persigue la liquidación de capital sobrante que opera Martínez de Hoz y el fenómeno de relocalización mundial de la producción -“desindustrialización”). El problema no es la deuda, porque no es la causa sino la consecuencia del atraso sistemático de la productividad del trabajo nacional, atraso que deriva de la naturaleza capitalista del país (mercado interno chico, industria ineficiente, etc.) y del exiguo lugar que ocupa en el proceso de acumulación mundial. Agedé sostiene lo contrario, que la deuda (porque “succiona una parte extraordinaria de la actividad económica del país”) es la vía por la cual el imperialismo oprime a la nación y obstaculiza el desarrollo industrial nacional. Siguiendo ese criterio, entonces habría que no pagar la deuda para eliminar la opresión imperialista y permitir el normal desarrollo de la burguesía industrial, en vez de justificarlo como un límite a la explotación y a la sangría de plusvalía.

Enviado en Exclusivo de Internet / Una defensa ‘científica’ de la deuda externa (PO 1123 – 8/4/2010)