“Errare humanum est”

Estimados compañeros de Prensa Obrera:


Pocos números atrás (lamentablemente no tengo el ejemplar) se deslizó un pequeño error en un artículo del periódico que quisiera aclarar, porque la misma confusión se expresó algunos años atrás. En su momento hice la aclaración verbalmente a la gente de redacción, pero como veo que se reitera, pienso que es mejor plantearlo por escrito.


Se cita una frase del “viejo Esquilo” (dramaturgo griego del siglo VI a.C.), quien según una nota del periódico sería el autor de la conocida frase: “nada de lo humano me es ajeno” (“nihil humani a me alienum puto”, con perdón de la palabra, en latín).


Lamentablemente, esa frase no es de Esquilo, sino de Terencio, poeta latino del siglo II a.C., quien la pone en boca de uno de los protagonistas de su obra El hombre que se castigaba a sí mismo. Además, el “viejo” Esquilo (hoy no mucho más viejo que el “joven” Terencio) mal podría haber dicho esa frase, pues todo lo humano le era ajeno, al punto de que en sus obras de teatro sólo se habla de dioses y de estirpes de notables. Para llegar a ver un teatro realmente humano hay que esperar, en Grecia, a Sófocles o a Eurípides.


La confusión deviene de un pecado de lector marxista: como a Marx le gustaba Esquilo, y como Marx tenía como divisa la frase “nada de lo humano me es ajeno”, se concluye apresuradamente que esa frase era de Esquilo. Lo que es tan serio como decir que la Novena Sinfonía la escribió Goya, porque era sordo.


Pido disculpas por el rol de inspector académico en el que me coloco, pero convengamos que a Prensa Obrera, si se le ha ocurrido ofrecer caviar, no debe pescar truchas sino esturiones.