Esto es verdad, ¡aunque usted no lo crea!

Hay ocasiones en las que un hecho sirve para desenmascarar a los impostores.


Este es el caso.


El 8 de julio una veintena de colegios privados de la ciudad de Buenos Aires realizó su acto de celebración de la independencia junto a los docentes que están ayunando en la carpa frente al Congreso Nacional. Presidía el palco una enorme bandera con la siguiente inscripción: “La gestión privada en favor de la escuela pública”.


¿Se imaginan la indignación que nos produjo tan aberrante situación? Pero lo mejor vino después. La Ctera hizo uso de la palabra. Destacó la importancia de tal evento, la independencia, la casita de Tucumán, las carretas llenas de congresales. ¿Pronunció en algún momento de distracción: “Reclamamos la efectiva derogación de la falsa reforma educativa, aumento para los salarios docentes, No a los subsidios a las escuelas privadas, Fuera la presencia clerical en la educación”? —Nos quedamos con las ganas. En su lugar, el digno orador reiteró, por enésima vez, la campaña por la ley de financiamiento educativo, para convalidar la privatización y la arancelización de la educación; propuesta que fue fuertemente aplaudida por todos los popes de la iglesia y la educación de ‘mercado’. El ‘plato principal’ de esa mañana gris lo constituyó la sorprendente denuncia de nuestra ‘querida’ Ctera.


“Están diciendo por ahí que la Ctera está en contra de la escuela privada. Nada de eso, compañeros. El sistema educativo debe estar integrado por todas las instituciones del país, sean éstas públicas o privadas, y en base a un acuerdo democrático con los educadores, estudiantes, intelectuales… y la iglesia”.