Leí el discurso de Altamira en la movilización por Palestina y me pareció muy bien, excepto que lamentablemente me parece que exagera bastante el grado de solidaridad con los palestinos entre el publico judío en Israel.

 

No estuve en la movilización de Jerusalén, así que no quiero hacer comentarios sobre esa actividad. Las movilizaciones en Haifa contra la invasión de Gaza fueron minúsculas y compuestas en su gran mayoría por palestinos; habrá habido a lo sumo media docena de judíos. Mucho más grave es el hecho de que ninguna organización de izquierda judía o judío-árabe se solidarizó con los detenidos de Shefaram. Inclusive Taayush se negó explícitamente a visitar la carpa de solidaridad que habían montado las habitantes del lugar. Dijeron que el “asesinato” de un judío por unos árabes era tan malo como el asesinato de un árabe por los judíos, y querían dejar el asunto en manos de la “justicia”. ¡Imagínense qué clase de “justicia” puede llegar a recibir un grupo de palestinos en manos de la policía y los tribunales israelíes! Entre otras cosas temen que se los identifique con Abnaa el-Balad, que es abiertamente antisionista.

 

En cuanto a la demanda de que el gobierno negocie a cambio del soldado Shalit, a la que la carta de lectores de Henri Lowi le atribuye tanta importancia, no tiene nada de extraordinario: después de todo, lo que le interesa a los lectores del Jerusalem Post es salvar la vida de un soldado judío, no la masacre de docenas de palestinos en Gaza. Esto sigue siendo un infierno racista, y con excepción de un puñado de personas (siempre las mismas) no hay ningún síntoma de que los judíos israelíes estén rompiendo con el sionismo, ni siquiera los de “izquierda.