Explotación y falta de higiene en fábrica alimenticia

Julieta Echarri (Florida, Vicente López)

Luego de tres meses sin trabajo, me encuentro con un aviso en los clasificados del diario Clarín que dice: “Seleccionará operarios, 50 hombres y mujeres con ganas de aprender un oficio. Requisitos: de 18 a 45 años, secundario completo (no excl.), preactivos y dinámicos con fuerte actitud de producción, se valorará la experiencia en el rubro (no excl.)”.

 

 

Si ves este aviso, yo lo pensaría dos veces antes de entrar a trabajar en la fábrica La Tortería (Av. San Martín 3060). En realidad, no aprendés un oficio: la verdad es que te explican qué hacer para sacar el trabajo más rápido. En la entrevista, un señor “joven y simpático” te explica que te toman 10 días a prueba para ver si vos les servís o si te gusta el trabajo y que después de esos 10 días te efectivizan si todo marcha bien. La verdad es que sólo te toman cuatro horas de prueba y después seguís trabajando en negro hasta que ellos anoten el sector en que quedaste trabajando y el horario que estás.

 

 

Sólo quedás efectivo después de dos meses o tres… depende… como al patrón mejor le convenga.

 

 

El señor de traje que te hace la entrevista te explica que son 12 horas de trabajo más el premio, trabajando de lunes a lunes con un franco en la semana, y que en un mes podés llegar a cobrar entre 1.500 y 1.800 pesos. ¡Pura mentira! Nadie cobra ese dinero. Ni siquiera los que están efectivos, jamás llegan a los 1.000 pesos, como mucho a 650 ó 700 pesos por mes, ese dinero lo llegan a ganar depende las horas de más que trabajen, conocí personas que trabajan ¡14 y un poco más! para poder llegar a los 700 pesos con todos los descuentos incluidos.

 

 

Las 12 horas de trabajo de pie son lo único que podés llegar a cobrar, las horas extras, la jubilación no te aportan, según el trajeado la obra social existe, por la cual te descuenta 96 pesos que según llegaron a mis oídos tiene unos problemitas con la fábrica y no la podés utilizar.

 

 

El comedor donde pasean las cucarachas que viven en los baños de los empleados de la fábrica, trabajando de noche más de una vez no hay ni una taza de café para tomar, y cuando ves comida sobre unas bandejas, jamás sabés desde cuándo está, porque al no comerse en su totalidad el día que la prepararan la ponen al horno y te dan lo mismo toda la semana, y si aún queda la guardan para dentro de dos semanas y comés lo de la semana anterior, y así sucesivamente ¡hasta que no quede nada! Por las empanadas mejor no preguntar (a la vista se ven bien y su sabor también, pero el color de la carne…). Sin olvidar que los seis tiques que vale un almuerzo/cena por un día con un descuento de 10 pesos que si lo perder los tiques no comés nada, el postre es toda la mercadería que es imposible vender porque no se puede armar por estar en pedazos y que está guardada en bolsas toda mezclada por semanas o tiene alguna falla, pero que jamás te enterás cuál es el motivo de por qué no sale a la venta!

 

 

A todos los empleados se les exige presentarse a trabajar impecables, ni una manchita, nada de maquillaje ni cadenitas, etc., como en toda alimenticia según por una cuestión de seguridad, te explica el custodio del turno noche, malhumorado de muy mala educación, que te atiende en la puerta cuando a él se le dan las ganas de dejarte pasar o firmar la entrada y salida de la fábrica. En una palabra, podés esperar entre 15 y 30 minutos y si perdés el premio por su culpa no abrís la boca para conservar tu empleo ya que, conociendo la forma en que trabaja, anota mentiras en su librito y quedás en la calle. Ni qué hablar si vas al baño: el custodio de la noche te toma el tiempo y si pasan 5 minutos te golpea la puerta para que salgas y anota en su librito exageradamente el tiempo que estuviste fuera de tu puesto de trabajo.

 

 

El suelo donde los empleados trabajan está en muy malas condiciones de limpieza -sumadas las ratas y cucarachas que abundan en toda la planta-; todo lo que cae al piso se envasa y sale a la venta en supermercados Coto y Jumbo… sólo si se rompe en pedazos no se vende y ¡se lo lleva al comedor como postre para los empleados!

 

 

Sí tengo que contar con detalles los 30 minutos del comedor: los ojos del custodio y una persona de sexo femenino de personal te observan todo el tiempo, y si te toca calentar la comida y servir a tus compañeros, ¡no descansas tu media hora!