FIT: Una necesidad objetiva

El actual momento de la lucha de clases, impone objetivamente una única alternativa política, necesaria e inevitable, desde la perspectiva de una estrategia revolucionaria: la concentración de fuerzas para enfrentar al plan de guerra del capital, expresado en el “plan económico”  de Menem y Cavallo, en la persecución ideológica, en la reforma laboral y previsional, en la destrucción de la educación y la salud públicas, etc. Pero esta concentración de las fuerzas, que ya se da en muchos enfrentamientos puntuales como unidad de acción con importantes resultados, requiere de una instancia de organización más desarrollada que la transforme en una política sistemática que se expanda por todos los frentes de lucha.


Al respecto, creo que la propuesta del Partido Obrero acerca de la formación de un Frente de Izquierda que trascienda la coyuntura electoral, sobre la base de la independencia política de la clase obrera y un gobierno de los trabajadores, es políticamente acertada e ineludible. Para desarrollar esta propuesta, se han empezado a desarrollar Asambleas Abiertas por el Frente de Izquierda como ámbito democrático de participación, hecho que demuestra la seriedad y viabilidad de la propuesta, al ser un espacio real, concreto, de discusión y acción.


La constitución de un Frente con perspectiva estratégica (que devenga en un Comando Político) no puede ser soslayado por ninguna organización o militante de izquierda, o por aquéllos que de distintas maneras expresan posiciones anticapitalistas, y es un deber de todos participar de las Asambleas Abiertas, asumir y difundir este debate. En el caso particular de la experiencia que venimos desarrollando (plasmada en el acuerdo MST/PO y otras organizaciones, y en los embrionarios Comités de Base), decimos más que nunca que esos primeros pasos son “relativamente precarios”, ya que quien pretenda tener una mirada estratégica, no puede dejar de reconocer varios aspectos particulares de la actual experiencia frentista, que ponen en crisis las miradas rápidas y simplistas sobre lo que ya se ha construido, y relativizan esa precariedad inicial en una perspectiva de evolución interesante: el Frente se sustenta en un acuerdo programático que ubica las reivindicaciones en la lucha por la independencia política del movimiento obrero y el gobierno de los trabajadores. Además el planteo de muchos de los que participan de la experiencia, que refiere a la prolongación de la unidad más allá de las elecciones, es una realidad indiscutible, con la particularidad que no sólo la planteamos los “independientes” como en otras experiencias frentistas, sino que incluso está asumida por parte de las organizaciones que lo forman, situación que aleja la práctica de sumar siglas para resolver problemas electorales, a menudo sin principios.


 


Pensemos un momento. Ante la necesidad de luchar para que el agotado “plan Cavallo” no tenga algo más de oxígeno político que prolongue su agonía con un resultado electoral (lo que significa más que luchar contra el oficialismo, ya que la defensa del “plan”  es asumida por sectores de la oposición); ante la dispersión política de muchos militantes, luchadores, activistas o simplemente “indignados” por la política del gobierno y de la oposición; ante la política oficial de proscripción electoral de la izquierda por cantidad de votos, etc., seguramente no sería poco un agrupamiento meramente electoral a partir, por supuesto, de un programa consecuente con el socialismo.


Soslayar el momento electoral significaría no tener una mirada estratégica, ya que sería construir una fuerza de masas en el “aire”  sin considerar los enfrentamientos políticos concretos, sin dar respuesta política a los mismos, y desaprovechar una gran oportunidad para generar debates, hacer agitación, propaganda, etc., acerca de la necesidad de un Comando Político, de la unidad, etc.


Por supuesto que muchos contemplan, seguramente, participar sólo desde la perspectiva de las elecciones. Aquí se abre el desafío de la lucha por la conducción del agrupamiento del activismo y del espacio político que se construye, y de llevar la discusión a las bases de las organizaciones participantes. Incluso, si es fuerte la presencia de los que tratan de mirar estratégicamente más allá de la elección, la participación de los electoralistas adquiere otro carácter, ya que hace más al desarrollo de aquella política que quiere ir más lejos que a sus deseos.