Gladys Marín II


El anonimato, que en un momento me salvó la vida, ahora parece ser un signo de ineptitud. Hacer una biografía y citar mis orígenes comunistas de cuatro generaciones y mi propia militancia en la “J” y el “F”, no es lo que tenía pensado cuando escribí el artículo (ver Prensa Obrera Nº 893). Podría contarles pormenores personales de encuentros con Gladys y, por ejemplo, señalar que así se llama mi hermana en su honor, pero no tiene mucho sentido. Lo que sí tiene sentido es acompañar a los compañeros que aún tienen confusión con respecto al papel de la UP como una alianza con nuestros enemigos de clase teniendo en consideración que si nuestra clase no saca las lecciones y las conclusiones de la historia de la clase obrera, está condenada a cometer los mismos errores.


 


La respuesta de los compañeros de Bahía Blanca refuerza justamente esta necesidad. No es una discusión sobre la persona de Marín, sino una discusión sobre la política que ella personificó, que llevó consciente y consecuentemente a la derrota a un proceso revolucionario del pueblo chileno, durante la Unidad Popular, luego con el golpe y más tarde con la salida de la dictadura. Son las concepciones políticas y los intereses partidarios que la llevaron a ser responsable política de la liquidación de un proceso revolucionario en el caso del gobierno de la UP, y en el caso del FPMR, de la manipulación de lo que pretendía ser un proyecto de lucha armada.


 


Los compañeros dejan claro exactamente el punto por el cual mi militancia giró al trotskismo, irremediablemente. Pertenezco a una generación que dio la vida por la causa. Por dar la vida por la causa, perdí a mi mejor amigo en una voladura a los 13, por dar la vida por la causa me pasé meses en prisión y meses en un centro clandestino. ¿Pero la causa de mi partido fue llamar a votar por Aylwin porque era la “alternativa democrática” a Pinochet, mientras dejaba a cientos de jóvenes organizados, con preparación militar, en pampa y la vía, porque Moscú había cambiado de perspectiva?


 


Marín y el PC, partido del cual ella era presidenta, y su más cercano colaborador, Insulza, secretario general, llamaron a votar a Lagos en la segunda vuelta para detener, justificaron, la avanzada de la derecha. “Criterios estético-éticos —dijo Insulza—, impulsaban a abandonarse a una posición purista; criterios políticos e históricos definían la necesidad de empujar la creación de un amplio frente anti-neoliberal (…) El hecho es que la izquierda va a apoyar a Lagos en la segunda vuelta. Algunos han dicho que le dan su apoyo ‘incondicionalmente’, pero la mayoría le da un voto razonado (…) Hubo células que resolvieron por su cuenta no sólo votar por Lagos sino que trabajaron por su candidatura” (entrevista a Insulza, Punto Final, mayo de 2000).


 


La “patria socialista” a la que hacen alusión los compañeros, no es otra cosa que un frente popular aliado a la burguesía, que se preocupó sistemáticamente de impedir la organización de las masas. Firmó el “estatuto de garantías democráticas” que no tocaba un pelo de todo el sistema burgués, y después propuso la Ley Millas, que establecía qué empresas eran expropiables y cuáles no! El papel de un gobierno de los trabajadores es defender las conquistas de éstos, indefectiblemente.


 


Pero, sobre todo, el gobierno de la UP, y el PC como parte de ese gobierno y Marín como secretaria general de las JJCC, son responsables políticos de la masacre del 11 de septiembre, porque desarmaron a los obreros, disolvieron sus organizaciones (JAP, Cordones Industriales, etc.). Hasta última hora llamaron a confiar en las fuerzas armadas, ¡y los chilenos confiaban!, y esperaron las instrucciones en sus puestos de trabajo y ahí fueron a buscarlos los milicos y los asesinaron, los apresaron, los violaron y los torturaron. ¿De qué “luchar, luchar, no claudicar, jamás rendirse ni retroceder, ser la vanguardia” estamos hablando?


 


A mí no me la contó nadie ni la leí por Internet. Padecí cada día de mi niñez y de mi adolescencia los “errores de mis padres” y escuché día tras día que el problema es que la revolución por etapas había sido muy acelerada y que en lugar de Frei y Allende debería haber estado Tomic (el candidato de la DC) que era más de izquierda y habría preparado a las masas para la UP.


 


Por último, y a las pruebas me remito, el candidato del PC para las elecciones de 2005 es Tomás Moullian, que se declara no marxista y dice que se parece mas al viejo pascuero (Papá Noel) que a Marx. ¿Esa es la izquierda que defienden los compañeros de Bahía Blanca?


 


A esa izquierda que lleva al muere a la clase obrera y que produjo que en 30 años ésta no pueda volver a organizarse, yo, personalmente, estoy empeñada en destruirla.