Correo de lectores
29/8/1996|508
Gumercindo Ramoa Paredes, otra víctima del ‘gatillo fácil’ y la mentira
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El lunes 5 de agosto, a las 19,30 hs., un grupo de policías de la seccional 32º, con auto y vestimentas de civil, a cargo del subcomisario Cutri, que dicen perseguían a asaltantes de un colectivo 46, acabó a balazos con la vida de Gumercindo, un obrero paraguayo de 33 años.
Este vecino, que vivía en la manzana 26, casa 5, acababa de salir de su trabajo (unas obras en la planta de Pepsi) y todavía, con ropa de trabajo, estaba tomando mate en el patio de su casa, junto a un hermano y un amigo. Los policías aparecieron de atrás del 46, que aparentemente fue desviado hasta O. Cruz y las vías por los asaltantes, y desde unos 50 metros descargaron más de 7 disparos, que dieron en la casa de los Ramoa Paredes y vecinas. Uno de esos disparos le entró por el pecho y le atravesó el corazón.
Al rato de esto, los familiares y amigos de Gumercindo sufrieron nuevas agresiones por parte de los policías, ya que mientras reconocían la inocencia del muerto y simulaban solidarizarse con ellos, por televisión decían que habían “abatido a un delincuente” y, 2 horas después del asesinato, “encontraron” 2 armas, que nadie había visto antes, en el frente de la casa.
Todo esto ya fue denunciado ante el juzgado correspondiente y la familia se presentó para ser parte querellante en la causa.